Los proyectos de infraestructura urbana y movilidad en el espacio público, en muchos casos, no cuentan con indicadores de impacto sobre la calidad del aire, lo que dificulta el monitoreo de su efectividad y la toma de decisiones. Para enfrentar este reto, las secretarías distritales de Ambiente (SDA) y de Movilidad (SDM) de Bogotá decidieron incorporar indicadores de impacto en el marco del proyecto Barrios Vitales, con el fin de evaluar la calidad del aire en microambientes e identificar la incidencia de intervenciones urbanas específicas.

En este proceso, la colaboración técnica del World Resources Institute (WRI) fue clave para consolidar los indicadores, apoyar la recopilación de datos y garantizar una evaluación más precisa del impacto ambiental. El estudio de caso en el barrio San Felipe se presenta como una oportunidad para replicar experiencias en otras áreas de la capital colombiana.

Esta nota de práctica documenta el primer ejercicio de medición del impacto del urbanismo táctico en la calidad del aire, desarrolla la metodología para evaluar intervenciones urbanas y ofrece aprendizajes útiles para la planificación urbana y la gestión ambiental. El estudio se centró en el diseño y evaluación de tres indicadores antes y después de la intervención implementada entre enero y febrero de 2022: 

  • Cambios en las emisiones de contaminantes de los vehículos;

  • Cambios en la concentración de contaminantes en el microambiente; 

  • Y cambios en la concentración atmosférica de contaminantes criterio.

La recopilación de los datos incluyó métodos directos e indirectos: aforos vehiculares, microsensores de bajo costo y datos de la estación de monitoreo de calidad del aire Las Ferias. 

Barrio San Felipe, en Bogotá, Colombia
San Felipe es el primer Barrio Vital en la Ciudad de Bogotá. El proyecto correspondiente se implementó entre los meses de enero y febrero de 2022, y sirve como piloto para evaluar el impacto de intervenciones urbanas en la calidad del aire. Foto: Secretaría Distrital de Movilidad de Bogotá

Entre los hallazgos principales se identificó un aumento del 40% en las emisiones vehiculares en febrero de 2023 frente a 2022, explicado en parte por la disminución de restricciones de la pandemia y la reactivación económica. También se registró variabilidad en los datos de concentraciones microambientales, lo que señala la necesidad de calibración de sensores. Finalmente, se observó una tendencia a la disminución de ciertos contaminantes en el área, aunque influenciada por factores climáticos, económicos y urbanos.

Este primer ejercicio muestra la complejidad de medir el impacto de las intervenciones en la calidad del aire, resalta la importancia de la coordinación interinstitucional y ofrece una base metodológica que puede ser replicada en otros barrios de Bogotá y en ciudades de América Latina.