Guía de zonas de baja velocidad
Esta guía presenta estrategias para planificar, diseñar, construir y evaluar zonas de baja velocidad en las ciudades. Con ella se busca brindar a las comunidades y a los responsables de toma de decisiones las herramientas necesarias para implementar zonas de baja velocidad que se adapten a su contexto específico.

Cada año, aproximadamente 1,35 millones de personas pierden la vida a causa de siniestros viales en donde la velocidad juega un papel determinante. Por esta razón, la gestión de la velocidad ha cobrado gran importancia en ciudades de todo el mundo.
Un método eficaz para reducir la velocidad y mejorar la seguridad vial, especialmente en zonas de alto riesgo, ha sido el establecimiento de zonas de baja velocidad. Esta Guía de zonas de baja velocidad presenta estrategias para planificar, diseñar, construir y evaluar este tipo de zonas. El objetivo de la guía es dotar a comunidades y autoridades de las herramientas necesarias para implementar zonas de baja velocidad acordes con su contexto.
Aspectos destacados
Los siniestros de tránsito son una de las principales causas de muerte y lesiones graves en todo el mundo. En particular, son la principal causa de muerte y lesiones graves entre jóvenes de 5 a 29 años. A mayor velocidad de los vehículos, mayor es la probabilidad y gravedad de los siniestros.
Las zonas de baja velocidad se han convertido en una de las estrategias más prometedoras para la gestión de la velocidad. Pueden aplicarse en distintos contextos y escalas como lo demuestran casos exitosos en diversas partes del mundo.
Las zonas de baja velocidad en las ciudades deben estar bien planificadas, diseñadas y construidas para maximizar la seguridad y otros beneficios.
Las medidas físicas de pacificación del tráfico y los límites de velocidad de 30 km/h o menos son los que ofrecen mayores beneficios comprobados en seguridad.
Entre los aspectos clave para su implementación se incluyen la participación de actores clave, la selección de los sitios (incluida la evaluación del riesgo por presencia de peatones y usuarios viales vulnerables), la aplicación de la norma, la evaluación de resultados y la adaptación de los principios básicos de diseño de zonas de baja velocidad al contexto local.