Preguntas y respuestas con expertos: ¿qué debería lograr la Cumbre Climática de la ONU de 2025 (COP30)?
A medida que los impactos del cambio climático se vuelven cada vez más evidentes, también lo son los beneficios de actuar.
El avance hacia tecnologías como las energías renovables y los vehículos eléctricos ya se refleja en un aire más limpio el aire y en la prevención de muertes por contaminación. Los países que invierten en modelos de desarrollo más verdes están creando millones de nuevos empleos en sectores como la energía y la manufactura. La energía limpia está reduciendo los costos de la electricidad llevando este servicio a quienes aún no lo tienen.
Sin embargo, esta transición no avanza lo suficientemente rápido como para prevenir impactos climáticos cada vez más peligrosos, y el progreso sigue siendo desigual. Mientras algunos países impulsan el desarrollo bajo en carbono, otros están retrocediendo. Entre tanto, el costo del cambio climático continúa en aumento: los fenómenos meteorológicos extremos causaron más de 300.000 millones de dólares en daños solo el año pasado.
Lo que necesitamos ahora es un cambio de escala. El mundo debe pasar de fijar metas a cumplirlas. La próxima cumbre climática de la ONU (COP30) en Belém, Brasil, es una oportunidad clave para hacerlo.
Los expertos de WRI han identificado cuatro áreas clave en las que la COP30 puede encaminar al mundo hacia un futuro más seguro y próspero:
- Presentar compromisos climáticos nacionales sólidos, usando planes globales y nacionales detallados para cerrar la brecha en la acción climática.
- Transformar el sistema financiero global para que todas las formas de financiamiento (público y privado, nacional e internacional) respalden la transición hacia economías verdes, inclusivas y resilientes, y asegurar que los fondos lleguen a los países y las comunidades que más los necesitan.
- Reforzar la resiliencia climática reconociendo que invertir en adaptación es invertir en crecimiento, seguridad y desarrollo; adoptando una nueva meta ambiciosa de financiamiento para la adaptación; y estableciendo indicadores claros y medibles para dar seguimiento al progreso.
- Proteger la naturaleza, reformar los sistemas alimentarios y promover los derechos de tenencia de la tierra de los pueblos indígenas: tres elementos clave para abordar conjuntamente las crisis interconectadas del clima y la naturaleza.
Entonces, ¿qué debe lograr la COP30 en estas áreas y más allá para considerarse un éxito? Esto es lo que nuestros expertos esperan ver:
Asumir la acción climática como estrategia económica
![]() | Ani Dasgupta, presidente y director ejecutivo de WRI |
Sobre la COP30
La Cumbre de la ONU sobre el Cambio Climático de 2025 (COP30) se realizará del 10 al 21 de noviembre en Belém, Brasil. Para conocer los temas clave de este evento y explorar las últimas noticias, investigaciones y eventos, visita el Centro de Recursos de WRI (en inglés).
Hoy nos enfrentamos a múltiples vientos en contra para la acción climática y el multilateralismo. Los Estados Unidos han dado un paso atrás, y en partes de Europa hay debates similares sobre desacelerar en estos frentes. Pero esa no es toda la historia. En los 50 países donde trabaja WRI, lo que vemos sobre el terreno es que el progreso está ocurriendo.
Todos los líderes de países en desarrollo con los que he hablado ven esta transición como su mejor oportunidad económica, no como una carga. Esto es especialmente cierto en los grandes países de renta media. China e India están impulsando un despliegue récord de energías renovables, especialmente solar. El crecimiento económico impulsado por la energía limpia es ahora un motivador aún mayor que el mismo clima. Como país anfitrión de la COP, Brasil también está mostrando cómo una economía basada en la protección de los bosques, en lugar de su destrucción, puede crear más de 8.000 millones de dólares adicionales en PIB y más de 300.000 nuevos empleos en la región amazónica para 2050. Para estos países, la prosperidad económica, la seguridad energética y la descarbonización son esencialmente lo mismo, y están impulsando el ímpetu que observamos hoy.
Se está produciendo un realineamiento geopolítico del liderazgo climático. Estos países de renta media desempeñaron un papel clave en dar forma al resultado en Bakú (en la COP29 de 2024). Con sus grandes poblaciones, emisiones sustanciales y reservas significativas de biodiversidad, seguirán desempeñando un papel desproporcionado en determinar el éxito de la transición global para las personas, la naturaleza y el clima. Observamos atentamente qué forma adoptará su liderazgo en la COP30.
Acelerar la acción en compromisos climáticos nacionales, financiamiento y adaptación
![]() | Melanie Robinson, directora global de Clima, Economía y Finanzas de WRI |
Todos los países deben presentar este año sus nuevos planes climáticos nacionales (conocidos como “contribuciones determinadas a nivel nacional” o “NDC” por sus siglas en inglés). Al 27 de octubre, 65 países habían presentado formalmente sus NDC, y los planes actuales están muy por debajo de lo necesario para cumplir los objetivos del Acuerdo de París. Se espera que varios grandes emisores presenten sus NDC antes de la COP30 o durante la misma, lo que podría ayudar. Pero sigue existiendo una brecha considerable.
En Belém, los líderes deben acordar una respuesta global decisiva para abordar este déficit. Esto incluye: 1. reafirmar el objetivo de 1,5 °C y desarrollar un “marco de ambición” que establezca cómo cerrar la brecha para lograrlo; 2. acelerar estrategias sectoriales para reducir emisiones en ámbitos como la energía y el transporte antes de 2030, reflejando los resultados del Balance Global de 2023 sobre acción climática; y 3. clarificar las rutas para alcanzar los objetivos de cero emisiones netas de los países, especialmente mediante estrategias de largo plazo actualizadas.
En el frente financiero, el año pasado los líderes fijaron como meta movilizar 1,3 billones de dólares anuales de todas las fuentes internacionales para la acción climática de los países en desarrollo hacia 2035. La próxima Hoja de ruta de Bakú a Belém expondrá estrategias pragmáticas para alcanzar esta meta, mostrando cómo los países pueden lograr que todas las fuentes funcionen en conjunto como un sistema para proporcionar financiamiento a escala para la transición. En la COP30, los países deben demostrar cómo convertirán este plan en acción. Un avance prometedor para observar es el lanzamiento de “plataformas país”: diversos enfoques liderados por los propios países que buscan alinear todas las fuentes de financiamiento con sus planes de clima y desarrollo, reformas de políticas y carteras de inversión.
En cuanto a la resiliencia climática, el “compromiso de Glasgow” de 2021 para duplicar el financiamiento de adaptación vence este año, y los países deben decidir una nueva meta en la COP30. Algunos países en desarrollo piden un objetivo basado en necesidades, mientras que otros proponen triplicar el financiamiento de adaptación para 2030. Nuestro análisis (próximo a publicarse) muestra que triplicarlo es alcanzable para 2035, pero requeriría incrementos en todas las fuentes (incluidos los fondos de los bancos multilaterales de desarrollo para los países más pobres, fondos bilaterales, nuevas fuentes de financiamiento concesional y una mayor movilización de financiamiento privado), y que el financiamiento funcione mejor como sistema.
La COP30 también ofrece la oportunidad de adoptar un conjunto de indicadores de progreso en el marco del Objetivo Global de Adaptación. Esto creará un lenguaje común para monitorear los esfuerzos de fortalecimiento de la resiliencia y el apoyo necesario. Si se hace bien, puede ayudar a situar la resiliencia en el centro de la planificación económica, del desarrollo y de los negocios de países, comunidades y empresas.
Reforzar los compromisos que alinean la acción sobre clima y naturaleza
![]() | Mariana Oliveira, directora de Bosques y Uso del Suelo de WRI Brasil |
No alcanzaremos nuestras metas climáticas, ni en mitigación ni en adaptación, si los bosques y los ecosistemas no forman parte del plan. La ciencia es clara en que proteger y restaurar la naturaleza y transformar los sistemas alimentarios son herramientas poderosas para reducir emisiones, construir resiliencia y disminuir los impactos climáticos. ¿El desafío? movilizar los recursos para escalar estas soluciones.
Una iniciativa a seguir en la COP30 es el mecanismo “Bosques Tropicales para Siempre” (o Tropical Forest Forever Facility, TFFF por sus siglas en inglés) que lanzará el gobierno de Brasil. Esta audaz propuesta ofrece pagos predecibles y basados en resultados a los países que mantengan sus bosques en pie, alejándose de la dependencia de la filantropía. Brasil ya ha comprometido 1.000 millones de dólares al fondo, y otros países (como Reino Unido, Colombia, Noruega e Indonesia) han expresado su apoyo. Pero para que el TFFF funcione, necesita que se anuncien al menos 25.000 millones de dólares durante la COP. Una cuestión clave es si los países desarrollados estarán a la altura.
Los países también deberían presentar un paquete sólido para reforzar los derechos de tenencia de la tierra de los pueblos indígenas y las comunidades locales y aumentar el financiamiento que reciben. Aunque estas comunidades están entre los gestores forestales más eficaces del mundo, sus territorios enfrentan amenazas constantes y crecientes, y muchas carecen de derechos legales sobre las tierras que administran. La COP30 puede ayudar adoptando una versión mejorada del Compromiso de Tenencia Forestal 2.0 y garantizando que los pueblos indígenas y las comunidades locales reciban al menos el 20 % de los fondos del TFFF.
De igual manera, es esencial desbloquear inversiones en agricultura sostenible y restauración de tierras. Un desarrollo a observar es el lanzamiento de la iniciativa RAIZ (Inversión en Agricultura Resiliente para la Neutralidad de la Degradación de Tierras). Esta propone mecanismos financieros innovadores para financiar la restauración de hasta 250 millones de hectáreas de tierras degradadas para 2050, aumentando al mismo tiempo la producción mundial de alimentos.
Junto con RAIZ, iniciativas complementarias que ya están en marcha en Brasil (como el Programa Nacional de Bosques Productivos y el Plan de Acción para la Prevención y el Control de la Deforestación en la Amazonía) subrayan el liderazgo emergente del país en integrar la acción sobre clima, naturaleza y sistemas alimentarios. Avanzar más ampliamente en esta agenda cohesionada puede ayudar a garantizar que la COP30 ofrezca no solo ambición climática, sino también resiliencia, equidad y prosperidad compartida.
Bajo el liderazgo de Brasil, hacer de esta la “COP de la implementación”
![]() | Karen Silverwood-Cope, directora de Clima de WRI Brasil |
En su rol como Presidencia de la COP, Brasil trae una visión clara y ambiciosa para la COP30: hacer de Belém la “COP de la implementación”. El reto central de la Presidencia es convertir las promesas en acciones concretas, cerrando brechas entre países desarrollados y en desarrollo, entre ambición y equidad, y entre mitigación y adaptación. La Presidencia brasileña ha delineado tres prioridades que empezaron a articularse e implementarse en 2024 y culminarán con esta Presidencia hacia finales de 2026.
Primero, durante el último año Brasil ha trabajado para alinear prioridades climáticas y económicas mediante espacios como el G20 y la cumbre BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica), situando las finanzas en el centro de las conversaciones climáticas internacionales. Brasil también lanzó el Círculo de Ministros de Finanzas de la COP30, que reunió a representantes de 37 países y desarrolló recomendaciones concretas sobre financiamiento concesional, reforma de los bancos multilaterales, plataformas de inversión país y marcos regulatorios para destrabar flujos de capital. Este trabajo aportó insumos clave a la Hoja de Ruta de Bakú a Belém y fue un paso importante para integrar mejor a los ministros de Finanzas (fundamentales para escalar el financiamiento climático) en las conversaciones climáticas internacionales.
Segundo, Brasil está redefiniendo el liderazgo regional, basado en la cooperación entre economías emergentes. Por ejemplo, la Declaración de Río en la reciente cumbre de los BRICS señaló la disposición de las economías emergentes a liderar una transición resiliente y baja en carbono, desde los bonos verdes y la protección de los bosques tropicales hasta nuevas iniciativas de comercio y contabilidad de carbono.
Por último, la Presidencia de Brasil trabaja para entretejer la red más amplia de actores que impulsan el progreso por fuera de las negociaciones formales de la COP. Su objetivo es entregar una “Agenda de Acción” que pueda alinear mejor a todos los actores con diversos compromisos y procesos climáticos (como el Balance Global, las NDC y las estrategias de largo plazo), promoviendo la transparencia y la rendición de cuentas en la acción climática.
Otros entregables clave a tener en cuenta durante la COP30 bajo el liderazgo de Brasil incluyen avances en el Programa de Trabajo sobre Transición Justa y en el Plan de Acción de Género, así como el desarrollo de indicadores para el Objetivo Global de Adaptación.
Sigue de cerca los avances
Los expertos de WRI están siguiendo de cerca estos temas en la antesala de la COP y estarán sobre el terreno en Belém durante la Cumbre. Para conocer más sobre lo que está en juego, explorar artículos e investigaciones relacionadas y mantenerte al tanto de los resultados, visita el centro de recursos de WRI para la COP30.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en WRI.org



