
La cantidad de árboles sigue disminuyendo en América Latina, pero nuevos datos muestran dónde está recuperándose
Los países de América Latina y el Caribe tienen metas importantes para restaurar sus paisajes degradados.
La pérdida de bosques ha sido un problema durante décadas, con la región perdiendo cerca de 15 millones de hectáreas de árboles (1,2% del total) entre 2015 y 2023. Sin embargo, al reconocer la importancia de los bosques tanto para las personas como para la naturaleza, 18 países se han comprometido a proteger y restaurar más de 50 millones de hectáreas de tierras degradadas y deforestadas para el año 2030, como parte de la Iniciativa 20x20
Mapa de la iniciativa 20x20

Con cinco años restantes para alcanzar la meta, ¿cómo van los países?
Durante mucho tiempo, medir el progreso en la restauración ha sido una tarea difícil debido a la falta de datos consistentes y confiables. Pero por primera vez, nuevos datos satelitales pueden "ver" año tras año dónde están creciendo los árboles, dónde se mantienen en pie y dónde están desapareciendo.
Producidos por la Universidad de Maryland, estos datos permiten analizar la dinámica del cambio en la cobertura arbórea en América Latina entre 2015 y 2023. Aunque no es un indicador perfecto para medir el progreso en la restauración (los satélites no pueden distinguir si el aumento en la cobertura arbórea se debe a restauración planificada, regeneración natural o plantaciones industriales), podemos combinar esta información con otros conjuntos de datos para lograr un mayor análisis.
Los datos muestran que, aunque América Latina en general perdió más cobertura arbórea de la que ganó entre 2015 y 2023, se están logrando avances en comparación con tendencias históricas. Entre los 18 países que participan en la Iniciativa 20x20, tres países aumentaron su cobertura arbórea en ese mismo periodo, diez se mantuvieron neutrales y cinco experimentaron pérdidas.
Cambio neto en la cobertura arbórea en los países de la Iniciativa 20x20, 2015-2023.

Sin embargo, mirar solamente la cantidad de cobertura arbórea que tenía un país en 2023 comparada con 2015 no cuenta toda la historia. La dinámica de los cambios anuales en la cobertura arbórea y dónde ocurren esos cambios puede revelar mucho sobre el progreso en restauración y conservación. Por ejemplo, en algunos países las ganancias en cobertura arbórea provienen principalmente de plantaciones, que no siempre benefician al medio ambiente.
Aquí hay cinco perspectivas clave obtenidas desde los datos:
1) La cobertura arbórea es muy estable de un año a otro en algunos países, pero fluctúa significativamente en otros.
Con los nuevos datos, podemos ver si hay más, menos o la misma cantidad de cobertura arbórea en 2023 en comparación con 2015. Nuestro análisis muestra que 13 de los 18 países estudiados tenían aproximadamente la misma o más cobertura arbórea en 2023 que en 2015.
Sin embargo, este estatus "neutral neto" puede resultar de diferentes escenarios: podría significar que la cobertura arbórea se mantuvo prácticamente sin cambios durante ese tiempo; o que se perdieron grandes áreas de árboles, pero se reemplazaron con una cantidad equivalente en otra parte.
En términos de salud del ecosistema, es mejor referirse a una cobertura arbórea que no ha sufrido. Significa que los bosques maduros permanecen en pie para proporcionar hábitat, almacenar carbono, proteger fuentes de agua y ofrecer otros servicios críticos. Una vez talados los bosques, pueden pasar décadas antes de que los nuevos árboles crezcan lo suficiente para proporcionar estos servicios.
Por ejemplo, la cobertura arbórea en Costa Rica y Panamá fue muy estable de 2015 a 2023, con solo cambios menores año tras año. Mientras tanto, en Chile y Nicaragua, esta cobertura fluctuó en decenas de miles de hectáreas, aunque la cantidad total de árboles en 2023 era aproximadamente la misma que en 2015.
Estos patrones reflejan dinámicas distintas. Chile, Nicaragua y otros países con cobertura más dinámica tienen más plantaciones o “bosques productivos” que se cosechan y regeneran continuamente, así como mayor incidencia de perturbaciones como incendios o huracanes que provocan pérdidas seguidas de una regeneración natural. La estabilidad en Costa Rica y Panamá apunta a una mayor conservación forestal y menos disturbios naturales o causados por humanos.
Ejemplos de cómo un cambio “neto neutro” en la cobertura arbórea puede resultar de escenarios muy diferentes de un año a otro.

2) La cobertura arbórea está aumentando en tierras agrícolas.
Proporcionalmente, los cultivos experimentaron el mayor aumento neto de cobertura arbórea entre todos los paisajes: cerca de 300.000 hectáreas, o un incremento del 24% en comparación con los niveles de 2015. La mayoría de esta ganancia neta se concentró en siete países: Argentina, Brasil, Chile, República Dominicana, México, Paraguay y Uruguay.
Aunque no podemos determinar con exactitud qué ocurre en todos los casos, parte de este aumento se debe a la agroforestería y agricultura sostenible, integrando árboles con cultivos para estabilizar suelos y aumentar la productividad. Pero lo más probable es que buena parte de este incremento se deba al establecimiento de plantaciones de madera, caucho o palma de aceite, entre otros. Por ejemplo, Uruguay experimentó un aumento significativo en cobertura arbórea pero principalmente a partir de este tipo de plantaciones.
Si bien las plantaciones pueden ser beneficiosas cuando reducen la presión sobre los bosques naturales o mejoran tierras degradadas, también pueden ser perjudiciales. Por ejemplo, si se reemplazan bosques naturales con monocultivos o se establecen en zonas como pastizales nativos, pueden dañar la biodiversidad, el agua y los suelos. Este tipo de plantaciones no se considera restauración.
Ganancia neta de cobertura arbórea en tierras de cultivo, 2015-2023

3) Muchas ciudades se están volviendo más verdes.
Dos tercios (12 de 18) de los países estudiados tuvieron una ganancia neta de cobertura arbórea en ciudades y cerca de infraestructura construida, como carreteras y autopistas. Los árboles en áreas urbanas proporcionan sombra, purifican el aire y crean espacios agradables para las personas.
Dos países (Nicaragua y Colombia) lideraron el “reverdecimiento” de áreas urbanas, con aumentos netos del 3% y 2%, respectivamente, de la cobertura arbórea. Por ejemplo, Cali (en Colombia) fue reconocida recientemente como una de las "Ciudades Árbol del Mundo" por la FAO y la Fundación Arbor Day, gracias a su red de bosques urbanos y espacios verdes, lo que promueve la biodiversidad y mejora la calidad de vida de sus habitantes.
Cambio en la cobertura arbórea como resultado de actividades de restauración en el centro de Cali, 2015-2023

4) Las áreas protegidas suelen ser la mejor forma de conservar bosques (cuando están bien gestionadas).
En todos los países, el 95% de la cobertura arbórea dentro de áreas protegidas se mantuvo estable (sin ganancias, pérdidas ni alteraciones entre 2015 y 2023), lo que indica que estas áreas son una forma efectiva de conservar bosques.
Perú, Ecuador y Chile registraron los bosques más estables dentro de sus áreas protegidas, con más del 98% sin presentar cambios.
Sin embargo, en tres países (Nicaragua, Honduras y Guatemala) la cobertura arbórea dentro de las áreas protegidas fue más inestable que fuera de ellas, registrado entre un 75% y un 80% de estabilidad. De hecho, la pérdida de bosques fue mayor dentro de las áreas protegidas que fuera de ellas. Si bien algunas pérdidas pueden deberse a desastres naturales, las políticas y su aplicación merecen un análisis más profundo.
El bosque dentro del Refugio de Vida Silvestre Samama Mumbes, en Ecuador, fue estable, mientras que las perturbaciones ocurrieron a su alrededor.

5) Las políticas nacionales para incentivar la restauración muestran resultados positivos.
El Salvador y Guatemala han implementado programas liderados por el gobierno que priorizan y financian la restauración. Los datos sugieren que estos programas están teniendo un impacto positivo en el incremento de la cobertura arbórea.
El Salvador fue el único de los 18 países en experimentar una ganancia neta de cobertura arbórea en todos los tipos de tierra, incluidas las áreas protegidas. La deforestación ha sido un problema en El Salvador por décadas, quedando con solo un 6% del bosque nativo en los años 70. Aunque este país presentaba una menor cobertura en 2015 frente a otros, los datos evidencian claramente que una reforestación en general. Esta tendencia positiva se debe en parte al apoyo político, como el Programa de Incentivos y Desincentivos Ambientales de 2022, que premia actividades sostenibles y desincentiva la degradación de paisajes. Políticas más recientes, como el Sistema de Evaluación Ambiental de 2024 (que busca una mejor evaluación del impacto de las actividades humanas en el medio ambiente) y el Programa Nacional de Restauración de Ecosistemas y Paisajes Productivos de 2025, buscan reforzar aún más la restauración.
Guatemala también ha tenido resultados positivos. Su programa PROBOSQUE, iniciado en 2017, financia a pequeños agricultores para conservar, plantar y mantener árboles. El análisis de sitios PROBOSQUE establecidos entre 2017 y 2020 muestra que 20,600 hectáreas se mantuvieron estables y hubo una ganancia neta de 830 hectáreas hasta 2023. Continuar con este programa y su monitoreo podría seguir apoyando tanto a agricultores como a bosques.

Guatemala también ha obtenido resultados positivos. El gobierno guatemalteco implementó su programa PROBOSQUE en 2017, brindando financiamiento a pequeños agricultores para conservar, plantar y mantener árboles en sus tierras. El análisis de los sitios PROBOSQUE mapeados, establecidos entre 2017 y 2020, muestra que 20.600 hectáreas de cobertura arbórea se mantuvieron estables y que se registró una ganancia neta de 830 hectáreas en 2023. La continuación del programa de incentivos PROBOSQUE, junto con su mapeo y monitoreo, podría contribuir aún más al apoyo de los agricultores y los árboles.

Usar datos para monitorear avances e impulsar la restauración
Gracias a estos datos, los gobiernos pueden identificar programas exitosos o áreas que necesitan cambios. Por ejemplo, en Guatemala, aunque PROBOSQUE mejoró la cobertura arbórea en tierras agrícolas, los bosques dentro de las áreas protegidas del país aún se están perdiendo. Ya que estos datos muestras un panorama más amplio de los que está pasando con los árboles a lo largo del país, esta información puede ser utilizada para monitorear y mejorar las políticas e incentivos.
Una mejor documentación de dónde ocurre la restauración también es esencial. Ahora podemos contar con datos para conocer los cambios en la cobertura arbórea, pero aún necesitamos más información sobre dónde enfocar la atención para evaluar el progreso frente a las metas de restauración y determinar si los esfuerzos realmente están generando ecosistemas más saludables y resilientes, que es, en última instancia, el objetivo. Combinar estos datos satelitales con documentación en terreno permitirá tener una mejor evaluación sobre el estado de la restauración en cada país.
En los 10 años de la Iniciativa 20x20, una lección importante aprendida es que se necesitan muchos actores y una coalición de proyectos, políticas e incentivos que trabajen juntos para generar impulso y alcanzar el éxito. Mejorar el acceso y la disponibilidad de datos para monitorear el cambio es una herramienta más que puede contribuir a la sostenibilidad de los paisajes a largo plazo.