La Nueva Agenda Urbana, ¿por dónde empezar a actuar?
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre vivienda y desarrollo urbano sostenible (Hábitat III) tuvo como objetivo reforzar el compromiso global a favor del desarrollo urbano sostenible, mediante la denominada Nueva Agenda Urbana (NAU).
Tras la adopción de la NAU, el debate se ha centrado en su aplicación. Sumada a los compromisos de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la NAU tiene un reto enorme: la implementación y el seguimiento de dichos instrumentos. Es aquí donde los gobiernos locales juegan un rol fundamental, pues es en esta escala donde pueden encontrarse soluciones para enfrentar los desafíos globales.
La palabra “local” estuvo presente en los diferentes foros de Hábitat III. Los gobiernos nacionales legislan, pero sin gobiernos locales ni ciudadanos no hay implementación. Y no se trata de entender por separado la labor de los gobiernos nacionales y la de los locales, sino de fortalecer el rol de estos últimos para beneficiar a toda la nación, así como a la comunidad mundial, incluyendo en la definición de gobierno el vínculo de las autoridades con los ciudadanos.
Cuando hablamos de gobiernos locales pensamos en gobiernos cercanos a la gente. En este contexto, uno de los señalamientos comunes en Hábitat III fue que los gobiernos locales son los idóneos para implementar la NAU, pues son ellos quienes más están bajo la observación pública.
“La dimensión humana de la NAU sólo puede ser responsabilidad de los gobiernos locales, porque es su reflejo”, afirmó Jean Pierre Elong Mbassi, Secretario General de CGLU África. Y agregó que es necesario buscar coaliciones a nivel local para atender temáticas concretas; la NAU debe localizarse (territorializarse), pues es ahí donde se dan los verdaderos cambios, ya que a nivel local “no puede mentirse”.
Entre los aspectos clave que se discutieron en Hábitat III, para asegurar la participación de los gobiernos locales y regionales en la implementación de la NAU, resultaron fundamentales tres ámbitos: la gobernanza, el financiamiento y las alianzas estratégicas.
En el ámbito local la gobernanza cobra especial importancia, pues es en esta escala donde los gobiernos interactúan de forma cercana con los ciudadanos y las comunidades. Repensar la toma de decisiones para atender los desafíos urbanos y resolver las necesidades cotidianas exige que instituciones públicas, privadas y la sociedad civil exploren nuevas formas de entender sus vínculos para colaborar genuina, conjunta y eficientemente. Gobernar sin los ciudadanos se ha vuelto inaceptable, la inclusión de todos es necesaria, así como reforzar el liderazgo y la capacidad de las autoridades e instituciones gubernamentales. Lo anterior requiere de marcos legales adecuados, políticas, procesos administrativos y de gestión eficientes, además de mecanismos para adaptarse y responder a las necesidades de los que vivimos en las ciudades.
Ciertamente, para que la NAU pueda ser implementada, los gobiernos locales necesitan de instrumentos financieros que les permitan hacerlo. También necesitan fortalecer sus capacidades para movilizar sus propios recursos, pues al abonar a las capacidades financieras de los gobiernos locales se permite el desarrollo de políticas eficaces y eficientes.
La cooperación y colaboración propician y mejoran las relaciones de confianza entre las ciudades y sus gobiernos, además de ser el hilo conductor hacia un progreso duradero. En Hábitat III fue posible reconocer la importancia de las alianzas y el trabajo en redes para la generación y el fortalecimiento de las capacidades locales. Un ejemplo de ello fue la firma de la Carta hacia una Red Global de Institutos de Planeación Territorial y Metropolitana, en la que participaron organizaciones como la Asociación Mexicana de Institutos Municipales de Planeación (AMIMP).
Ahora que ha sido ratificada, la NAU deberá ser un referente para las ciudades, pero ¿es eso lo que las ciudades necesitan?, ¿son los temas que se desea abordar?, ¿son los retos a los que nos enfrentaremos por 20 años?, ¿por dónde empezar a actuar? Las respuestas podrán ser construidas en conjunto. Sigamos avanzando en el desarrollo de nuevos mecanismos que nos recuerden que no podemos trabajar de forma individual, que el trabajo colaborativo es necesario en las ciudades. Sin desatender lo compartido en las conferencias internacionales, no dejemos de pensar en soluciones propias.
Localizando los compromisos podremos conocer y compartir las mejores prácticas para vivir en las ciudades. Para ello, es de suma importancia el trabajo en conjunto para fortalecer las capacidades, obtener los recursos y desarrollar las estrategias locales que coadyuven a lograr un desarrollo urbano equitativo que no deje a nadie atrás y que propicie ciudades para todos, como lo señala la NAU.
Los problemas de las ciudades tienen solución cuando trabajas con la gente, no podemos solucionar todo mediante infraestructuras, las ciudades requieren que cambie la forma de percibirlas, se trata de cambios en las formas de vida, de transformar mentalidades. Continuemos este diálogo permanente para lograr que las ciudades sean lugares de oportunidades para todos.