Las ciudades son la clave para combatir el cambio climático
De acuerdo con el IPCC, las ciudades requieren transiciones rápidas y de largo alcance en cuanto a infraestructura urbana
El clima ha aumentado 1.5 grados Celsius más que el promedio de aumento de la época preindustrial (mediados del siglo 19), y de ser sobrepasado este límite en el calentamiento global, habría un daño mucho más destructivo en los ecosistemas globales, estiman algunos científicos.
Derivado de esto, de acuerdo con el Reporte especial, las ciudades requieren transiciones rápidas y de largo alcance en cuanto a infraestructura urbana e industrial, sistemas de energía y uso del suelo.
En conclusión, necesitamos vivir y edificar de otra manera.
Aquellos dedicados al urbanismo saben que esto es evidente. Las tendencias de la construcción en áreas urbanas deben cambiar significativamente para alcanzar las metas propuestas en el Acuerdo de París, los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda Urbana. Los cambios no pueden limitarse a ser simples intentos, sino que desde ahora debe implementarse una transformación a escala masiva.
El Reporte especial del IPCC --una síntesis de las investigaciones más recientes sobre el clima, reunidas por 91 especialistas-- refuerza este mensaje de manera exhaustiva. Desde la reducción de las emisiones de gases hasta el aumento de las oportunidades económicas para todos, las ciudades son la clave de un futuro sustentable.
Edificar de manera diferente
Para mantenernos debajo de los 1.5 grados Celsius, deben hacerse grandes cambios en el ámbito de construcción. Hay que edificar de forma inteligente y proveer de equipamientos rápidamente. Las emisiones generadas por las construcciones tienen que ser reducidas entre 80 y 90 por ciento para mediados de este siglo; además, todas las futuras construcciones deben ser libres de combustibles fósiles y acercarse a la generación cero de energía.
Estos cambios tienen que ocurrir en todas partes. En el mundo desarrollado hay que buscar la optimización y la descarbonización de los servicios existentes --incluyendo carreteras, agua, servicios de salud y electricidad--, y proveer a las ciudades necesitadas para que construyan de manera diferente a como lo hacen desde el pasado. Estas soluciones innovadoras deben implementarse con rapidez, pues la infraestructura que se construya hoy, durará décadas. Es un reto, pero también una oportunidad significativa para darle de nuevo forma a las ciudades --aproximadamente el 75 por ciento de la infraestructura que necesitaremos para el año 2050, aún no se ha construido.
De acuerdo con el reporte del IPCC, haber alcanzado el aumento de 1.5 grados Celsius requiere de la reducción del 40 por ciento de la energía utilizada en el transporte para mediados de este siglo. Las decisiones individuales pueden ser un parteaguas, pero es la planeación urbana la que será disruptiva. Los autores del Reporte especial del IPCC afirman que una planeación urbana efectiva puede reducir entre el 20 y el 50 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) generadas por el transporte.
Ciudades bajo cerco
Si para el año 2040 el incremento de la temperatura llega a los 2 grados Celsius, más del 70 por ciento de las costas tendrá un aumento de más de 20 centímetros en la marea. Los lugares más propensos a sufrir inundaciones serán los de alta densidad urbana, incluyendo las 136 megaciudades (definidas en 2005 como “ciudades puerto”, por su población superior a la de un millón de habitantes, como Calcuta, Shanghái, Bangkok y Nueva York, entre otras). Esto sin contar a todas aquellas grandes ciudades que, por el crecimiento de su población, entrarán a esta categoría en las siguientes décadas.
Los golpes de calor son ya una preocupación mayor en muchas ciudades, y el reporte del IPCC demuestra que los retos serán más complejos si no se hace nada al respecto. Con el aumento de 1.5 grados, ciudades como Shanghái, en China, o Lagos, en Nigeria, podrían convertirse en tensores de calor exponiendo a más de 350 millones de personas a temperaturas intensas para el año 2050.
Si no se implementan cambios verdes en la infraestructura urbana y la temperatura aumenta en 2 grados Celsius, habrá golpes de calor mortales en grandes ciudades como Karachi o Calcuta, tal como sucedió durante 2015 en la India.
Vivir diferente
No sólo son los cambios físicos que produce el calentamiento global lo que es alarmante, sino sus implicaciones sociales y económicas. De acuerdo con el reporte del IPCC, el cambio climático es un multiplicador de pobreza que hace que la gente de bajos recursos tenga todavía menos recursos, incrementándose el nivel de pobreza a escala global.
El reporte señala que, entrada la mitad de este siglo, el calentamiento global no mitigado podría transformar la economía global, extendiéndose la desigualdad económica. La mayoría de los impactos a gran escala se verían expresados en densas áreas urbanas y en algunas regiones rurales como en la África Subsahariana o el Sureste de Asia.
Las ciudades son especialmente vulnerables a estas tendencias, en parte porque hay un número considerable de personas viviendo en asentamientos informales --zonas que carecen de servicios básicos y asistencia municipal-- y porque se espera que tripliquen su población a tres mil millones de habitantes.
Debe hacerse énfasis en la gobernanza, la equidad y una amplia participación ciudadana para reducir estos riesgos urbanos. Incluso hay esfuerzos bien intencionados que pueden volverse contraproducentes si terminan marginalizando o desplazando a los ciudadanos con menos recursos.
El reporte realizado por World Resources Institute, Towards a More Equal City, sugiere formas para construir ciudades para todos, evidenciando cuestiones de equidad sector por sector, además de explorar enfoques prácticos que ya hayan sido implementados en ciudades alrededor del mundo.
Ciudades para todos
El reporte del IPCC es un llamado a la transformación a escala masiva --no conformarse sólo con hablar de energía o políticas ambientales, sino en general de cómo vivimos y edificamos. A pesar de que es común enfocarse en los costos potenciales de tales cambios, los beneficios también son significativos.
Los autores del IPCC coinciden en que las economías verdes en las urbes están emergiendo del sector informal, por ejemplo, para proveer de agua potable o mejorando el reciclaje. Además, ciudades en África y Asia tienen todo el potencial para dar el salto al uso de energías más limpias y generar energía para más ciudadanos, mejorando al mismo tiempo la capacidad de adaptación, tal como señala el reporte WRI’s own work on powering cities in the global south.
De acuerdo con la Coalición para las transiciones urbanas, el valor neto estimado en inversiones urbanas que sean bajas en carbono, ascenderá a 16.6 trillones de dólares para 2050.
El rápido trote hacia la urbanización nos da la oportunidad de implementar cambios deprisa. La ventana para la transformación está abierta y depende de nosotros aprovecharla. Las ciudades son nuestra mejor opción para enderezar el presente.
Ani Dasgupta es el Director Global del Centro Center para Ciudades Sustentables del World Resources Institute
Este blog fue escrito con la colaboración de Catlyne Haddaoui, de WRI, y fue publicado originalmente en Insights