Los agricultores están en la primera línea de la crisis climática, con precipitaciones cambiantes y condiciones climáticas cada vez más extremas que hacen que sus medios de vida sean menos predecibles. Cambiar a prácticas agrícolas más sostenibles puede ayudar a amortiguar estos impactos. Sin embargo, ante la incertidumbre, muchos agricultores prefieren seguir con los métodos que conocen. 

En un inicio, los agricultores de la región de Norte de Santander, en Colombia, no fueron la excepción. Pero recientemente el cambio ha echado raíces. El programa Tierras para la vida (Lands for life), dirigido por la organización sin ánimo de lucro Rare, trabajó estrechamente con agricultores locales y descubrió que era más probable que adoptaran nuevas prácticas si veían que otros lo hacían con éxito (“prueba social”) o si creían que era lo esperado (“presión social”). Algunos agricultores involucrados en el programa comenzaron a explorar técnicas como el compostaje y la agricultura orgánica. A medida que su producción aumentó y sus tierras mejoraron, otros siguieron su ejemplo. Hoy en día, la agricultura sostenible se está convirtiendo en una norma en la comunidad y el programa se ha expandido a nuevas áreas. 

Aquí hay una lección, y no sólo para los agricultores. Cada parte de la sociedad tendrá que adaptarse al cambio climático de diferentes maneras: desde los habitantes de las ciudades que enfrentan un calor extremo, pasando por las comunidades costeras que experimentan un aumento del nivel del mar, hasta las empresas que gestionan los riesgos de la cadena de suministro. Sin embargo, las medidas de adaptación a menudo se consideran demasiado costosas, complejas o lejanas en el futuro, algo que se puede posponer por ahora. 

Pero, ¿qué pasa si, como en Norte de Santander, nuevos comportamientos que impulsen la resiliencia al cambio climático se convierten en la norma?  

A medida que crece la necesidad de adaptación al clima, las ciencias del comportamiento podrían ser una de las claves para desbloquear acciones a una escala mucho más amplia de la que hemos visto hasta la fecha. Esto puede ayudar a descubrir qué nos impide adaptarnos al cambio climático y proporcionar ideas sobre cómo diseñar soluciones para que las personas se sientan más obligadas (y empoderadas) a actuar. 

¿Por qué cambiar los comportamientos es fundamental para desarrollar la resiliencia climática?

A pesar de los compromisos globales para reforzar la resiliencia climática, los esfuerzos de adaptación siguen siendo demasiado pequeños, lentos y dispersos para abordar la enormidad de la crisis climática. Estos esfuerzos también carecen de fondos suficientes: en 2024, el déficit financiero mundial para la adaptación se estimó en entre 187.000 y 359.000 millones de dólares al año. 

Muchas de las barreras para cerrar esta brecha son de naturaleza externa y estructural. La adaptación a gran escala no se producirá hasta que los gobiernos y otras partes interesadas establezcan planes de acción claros, fortalezcan sus capacidades técnicas y aumenten la financiación y la implementación.

Sin embargo, algunas de las barreras se perciben: la gente no está a favor de tomar medidas cuando no está claro cuándo o cómo se manifestarán los peligros climáticos. Los beneficios de la adaptación a menudo parecen estar a años de distancia, y las prioridades a corto plazo tienden a absorber la mayor parte de nuestra atención y recursos disponibles.

Plantación de manglar en China
Plantaciones de manglares en el condado de Yunxiao, China. Medidas de adaptación como el cultivo de manglar puede crear resiliencia frente al cambio climático a la vez que traen otros beneficios ambientales y sociales. Sin embargo, estos esfuerzos son fragmentados y carecen de financiamiento. Foto: Xinhua/Alamy Stock Photo

La incertidumbre climática no significa que no podamos tomar medidas ahora para prepararnos para el futuro. De hecho, los datos muestran que invertir en adaptación no solo salva vidas, protege las economías y reduce los daños, sino que también genera beneficios económicos, sociales y ambientales, incluso cuando no ocurren desastres previstos. Sin embargo, estos beneficios no siempre son claros o fáciles de calcular, mientras que el costo inicial de la acción es real e inmediato. 

Las ciencias del comportamiento pueden ayudar a identificar y superar algunas de las barreras conductuales, psicológicas y socioculturales para la adaptación. Una mejor comprensión de lo que impulsa a las personas a actuar (o no actuar), y tenerlo en cuenta en el diseño y puesta en marcha de los planes, podría superar algunos de los desafíos que enfrenta actualmente la adaptación. Esto podría ayudar a pasar de la planificación a la implementación, atraer fondos muy necesarios y desarrollar soluciones más efectivas y sostenidas a nivel comunitario.

Exploramos tres formas de desbloquear este potencial: 

1. Diseño de proyectos y programas para empoderar a las comunidades

Los estudios han demostrado que las iniciativas de adaptación pueden ser más efectivas cuando las comunidades locales participan significativamente en la planificación y la implementación. Pero generar impulso local (y mantenerlo a largo plazo) puede ser un desafío. Quienes toman decisiones a menudo suponen que brindar más información a las personas conduce a cambios de comportamiento. Sin embargo, un creciente conjunto de investigaciones muestra que la información por sí sola no es suficiente para impulsar un cambio duradero. Otras variables, que cambian según el grupo y la situación, suelen desempeñar papeles más decisivos.

En Fiyi, por ejemplo, el aumento de las inundaciones y la mala gestión de la tierra están erosionando las riberas de los ríos que proporcionan una fuente vital de alimentos, agua e ingresos para muchas comunidades. Entre 2018 y 2020, el gobierno de Fiyi puso a prueba un proyecto para abordar esta amenaza. Proporcionó de forma gratuita plántulas de vetiver a comunidades seleccionadas, una hierba de raíces profundas que puede ayudar a estabilizar los suelos de las riberas de los ríos. También ofreció un pago colectivo a cada aldea y llevó a cabo una sesión de capacitación sobre plantación de vetiver, dirigida a hombres y jóvenes. 

Cultivo de vetiver
Con raíces que alcanzan los tres metros bajo tierra, el pasto vetiver es una solución natural que puede ayudar a estabilizar las riberas de los ríos y reducir la erosión. Foto de NAP Global Network

Pero en 2023, cuando los observadores del proyecto regresaron, encontraron poco o ningún vetiver creciendo en las orillas de los ríos de las tres aldeas encuestadas. Los miembros de la comunidad confirmaron que la mayoría de las plantas habían quedado desatendidas y arrasadas. 

Esta “brecha entre intención y acción” es común en muchos proyectos donde, a pesar de tener las mejores intenciones y acceso a los recursos, los comportamientos no cambian. La pregunta es: ¿por qué?

Las entrevistas con los aldeanos revelaron que aun cuando el gobierno de Fiyi proporcionó de manera gratuita plántulas, la única sesión de capacitación sobre vetiver no fue suficiente para desarrollar las habilidades y la confianza necesarias para plantar (un factor de comportamiento llamado “autoeficacia”). Además, quedaron por fuera las mujeres, importantes guardianas de las riberas de los ríos de la región. Las discusiones revelaron que el proyecto podría haberse mejorado ofreciendo más (y más inclusivas) capacitaciones; enfatizar un sentido colectivo de responsabilidad con el apoyo regular del gobierno local; y aprovechar las fuertes preocupaciones de los miembros de la comunidad sobre las inundaciones y la erosión (“prominencia de la pérdida”), así como su apego cultural a su tierra.

Identificar impulsores de comportamiento como este al comienzo de un proyecto, y modificar el enfoque con el tiempo en función de cómo responden las personas y qué funciona mejor, puede conducir a intervenciones más efectivas y mantener el impulso a largo plazo. 

2. Cambiar la forma en que se comunican los riesgos climáticos para estimular la acción 

Los riesgos climáticos pueden parecer lejanos en el futuro, y es natural centrarse en el momento actual (lo que se conoce como “sesgo presente”) y en los problemas que son prominentes ahora (“efecto prominencia”). Pero las estrategias emergentes de comunicación climática, vinculadas a ideas sobre cambios de comportamiento, pueden ayudar a las personas a comprender mejor los riesgos apremiantes que plantea el cambio climático y qué hacer al respecto. Estas incluyen la elaboración de mensajes poderosos a través de:  

  • Aprovechar mensajeros confiables;  
  • Alinear las comunicaciones con los valores de las audiencias;  
  • Generar confianza entre los responsables de la formulación de políticas y el público;  
  • Destacar soluciones;  
  • Narrar historias;
  • Y traer el futuro al presente.   

En la ciudad de Malabón, una zona de Manila (Filipinas) propensa a ciclones e inundaciones, los lugareños dependen de la agencia meteorológica del gobierno nacional para contar con información sobre los riesgos climáticos. Partners for Resilience (una red de organizaciones de la sociedad civil y sin fines de lucro centradas en reducir el riesgo de desastres) aprovechó esta relación de confianza imprimiendo los mapas de riesgo de inundaciones del gobierno en grandes lonas y colocándolos de manera visible en diferentes vecindarios.

Anuncio que señala rutas de evacuación en Manila
Un anuncio en Manila, Filipinas, señala las rutas de evacuación en caso de un desastre. Foto de: Neil Bussey/iStock

Esto sirvió como un recordatorio diario para que los hogares y los miembros de la comunidad conocieran sus zonas de evacuación. También promovió estrategias como la restauración de manglares que pueden ayudar a reducir el riesgo de inundaciones. Además, la ciudad capacitó a funcionarios locales en gestión comunitaria del riesgo de desastres, lo que les permitió trabajar directamente con los residentes para comprender las amenazas locales y desarrollar planes de respuesta.

Contar historias, ya sea a través de la escritura, el cine, la televisión o de otro manera, es otra estrategia poderosa que los comunicadores climáticos a menudo pasan por alto. Pero las historias sobre el clima están empezando a surgir con mayor frecuencia, como el documental Years of Living Dangerously, el programa de radio UN-MIET África y novelas como El Ministerio del Futuro de Kim Stanley Robinson. Las investigaciones muestran que al crear personajes identificables y visualizar el progreso, además de saber qué motiva a la audiencia, historias como estas pueden cambiar la forma en que las personas piensan y responden a los riesgos climáticos.

Los impactos climáticos y los beneficios de la adaptación también pueden hacerse presentes a través de métodos de comunicación novedosos. Virtual Planet Technologies ha utilizado gafas de realidad virtual para mostrar a individuos y formuladores de políticas (en 360 grados) cómo la erosión costera, el empeoramiento de las tormentas, el aumento del nivel del mar y el calor extremo podrían afectar a sus comunidades en el futuro. Después de ver cómo las aguas suben hasta invadir playas y parques, los usuarios pueden explorar cómo soluciones, como la restauración de manglares o la construcción de un malecón, pueden reducir los riesgos climáticos. 

Los residentes de comunidades vulnerables al clima que experimentaron esta realidad virtual afirmaron que aumentó su conciencia sobre los riesgos y los pasos que pueden tomar para desarrollar resiliencia. Es importante destacar que centrarse en las soluciones ayuda a las personas a mantenerse comprometidas y motivadas, en lugar de sentirse sin esperanza. 

Plataforma interactiva de Virtual Planet Technologies
Las plataformas interactivas de Virtual Planet Technologies permiten a los usuarios explorar cómo el aumento del nivel del mar y otros peligros climáticos podrían afectar lugares específicos, como Long Beach, California, en el futuro. Imagen: Virtual Planet Technologies. 

3. Uso de políticas públicas para eliminar barreras al cambio de comportamiento

En el nivel superior se encuentran los gobiernos nacionales y locales que desempeñan papeles cruciales en la configuración de los contextos de toma de decisiones de las personas. Pueden utilizar conocimientos de comportamiento para diseñar mejores programas y políticas públicas que ayuden a las personas a planificar y responder a los riesgos climáticos.

Una pieza clave del rompecabezas es superar barreras como el costo y la conveniencia que podrían impedir que las personas (especialmente los grupos vulnerables) cambien la forma en que hacen las cosas.

Tras la ola de calor sin precedentes de 2003, la cual causó la pérdida de más de 70 mil vidas, los responsables políticos europeos se dieron cuenta de que los sistemas de alerta de calor por sí solos no son suficientes para incitar a la gente a tomar medidas de seguridad contra el calor. Esto impulsó a Francia, Alemania, Bélgica y muchos otros países a comenzar a integrar cambios de comportamiento en sus planes de respuesta al calor. 

Estos países comenzaron a adaptar los mensajes a grupos en riesgo como los ancianos, los niños y las personas con condiciones de salud crónicas. Proporcionaron incentivos como descuentos en equipos de refrigeración, y aprovecharon campañas en las redes sociales para amplificar las advertencias sobre el calor y las conductas de seguridad frente al calor. Algunas ciudades, como París y Bruselas, facilitaron que las personas se mantuvieran seguras durante los días de calor extremo al crear más espacios urbanos verdes y brindar acceso ampliado a centros climatizados con aire acondicionado, a fuentes y a piscinas.

De hecho, hay muchas maneras en que los países pueden aprovechar las políticas para orientar a las personas hacia comportamientos en pro del clima, pero que están en gran medida subutilizadas. Nuestra revisión de los compromisos climáticos nacionales de 20 países mostró que la mayoría no está aprovechando las herramientas de comportamiento tanto como debería para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y que cuando lo hacen, están utilizando sólo un conjunto limitado de herramientas disponibles. La adaptación climática está aún más rezagada. 

Herramientas para el cambio de comportamiento humano
Fuente: adaptado del informe del IPCC 2022

Podemos y debemos comenzar a utilizar estas herramientas hoy

Comprender qué impulsa los diferentes comportamientos es esencial para que los gobiernos y otros tomadores de decisiones permitan e incentiven la adaptación climática a mayor escala. Las investigaciones muestran que aprovechar las ciencias del comportamiento para la adaptación es menos costoso, requiere menos recursos, y puede ser más efectivo que las intervenciones típicas que no incorporan intencionalmente cambios de comportamiento.

Se está ampliando el conocimiento sobre cómo el cambio de comportamiento puede apoyar los objetivos ambientales y climáticos. Hasta ahora, la investigación sobre el cambio de comportamiento en cuestiones ambientales se ha centrado en decisiones y acciones de corto plazo, no en los plazos de mediano y largo plazo que son tan críticos para la adaptación al clima. Se necesitan más estudios sobre qué factores impulsan y disuaden los comportamientos de adaptación, cómo varían según el contexto y cómo evaluar y capturar todos los beneficios colaterales de las acciones de adaptación. Las lecciones de otras disciplinas donde las ciencias del comportamiento están más avanzadas, como la atención médica, los negocios y la educación, pueden ayudar a fundamentar esta investigación. Es fundamental financiar estudios de casos y ensayos para saber qué funciona y qué no. 

Si bien persisten lagunas de conocimiento, nuestra comprensión de lo que impulsa el comportamiento humano ha progresado lo suficiente como para comenzar a informar las políticas de adaptación, el diseño de programas y el entorno más amplio de toma de decisiones relacionadas con el clima. Ya hay un conjunto de recursos disponibles públicamente para aprender y aprovechar. El cambio de comportamiento por sí solo no resolverá la adaptación climática, pero debería ser una parte fundamental de la caja de herramientas que lo haga. 


¿Quieres aprender más? Aquí hay una lista de recursos:

  • El Centro para el Comportamiento y el Medio Ambiente de Rare diseñó un marco de cambio de comportamiento que agrega tres nuevas palancas al conjunto de herramientas tradicionales para el cambio de comportamiento: información, reglas y regulaciones e incentivos materiales: atractivos emocionales, influencias sociales y arquitectura de elección.  
  • El modelo COM-B es un marco de cambio de comportamiento que propone evaluar la capacidad (C), la oportunidad (O) y la motivación (M) como los tres componentes necesarios para que ocurra cualquier comportamiento (B). El modelo ayuda a comprender por qué ocurre un comportamiento específico y a crear intervenciones efectivas.  
  • La ciencia del cambio de comportamiento para resultados ambientales: una revisión de la literatura analiza cómo las ciencias del comportamiento y las ciencias sociales pueden aplicarse a las intervenciones de cambio de comportamiento existentes diseñadas para abordar la conservación de la biodiversidad, la mitigación del clima, la gestión y conservación del agua, la gestión de residuos y la gestión de la tierra.  
  • El artículo Act to Adapt: ​​Behavioral Design for Climate Adaptation de Ideas42 analiza las barreras conductuales comunes a la adaptación y presenta posibles herramientas de diseño para abordarlas junto con estudios de casos teóricos.