El ciclismo se ha consolidado como una opción de viaje popular, resiliente y confiable durante la pandemia en ciudades de todo el mundo. La implementación de carriles emergentes recibió una respuesta abrumadora desde inicios de 2020, y también generó una creciente demanda de infraestructura ciclista segura y eficiente. Entre marzo y julio de 2020, 394 ciudades, estados y países reportaron intervenciones que reasignaron espacio vial para que las personas pudieran caminar y pedalear de manera más fácil, directa y segura. Este giro hacia la bicicleta llegó en un momento oportuno, cuando las ciudades ya venían haciendo esfuerzos por cumplir metas de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Los carriles emergentes para bicicletas suelen implementarse con materiales temporales para segregar un carril de tráfico exclusivamente para ciclistas. A pesar de este carácter temporal inicial, cualquier nueva infraestructura ciclista debe diseñarse e implementarse con cuidado y con los más altos estándares, para reducir o eliminar los riesgos que enfrentan los ciclistas en sus trayectos, en especial quienes se inician y circulan por primera vez en la ciudad. Cuando ocurre un siniestro entre un vehículo y una bicicleta, es el ciclista quien tiene mayor probabilidad de resultar herido. Según la OMS, cada año mueren 41 mil ciclistas en el mundo en incidentes de tránsito, lo que representa el 3% de las muertes viales globales.

Los carriles temporales y de rápida implementación para bicicletas no deben comprometer la seguridad. Los carriles que se instalen ahora pueden tener un impacto significativo en los patrones de viaje y en la seguridad vial en las ciudades por muchos años, especialmente porque la amplia gama de materiales temporales disponibles puede instalarse con rapidez y ofrecer una solución semipermanente.

Por esta razón, es importante acertar en el diseño y la planificación. Y esto significa garantizar la seguridad. Esta guía brinda a las agencias gubernamentales, diseñadores y organizaciones de la sociedad civil que participan en la respuesta a la crisis sanitaria las herramientas necesarias para proteger a los ciclistas a través de un diseño seguro y adecuado. Las ciudades están invirtiendo un esfuerzo y recursos considerables en implementar carriles bici seguros bajo condiciones muy desafiantes, y esa energía no debe desperdiciarse.

Las recomendaciones aquí presentadas se basan en la amplia experiencia del equipo global de autores, liderado por el Centro Ross para Ciudades Sostenibles de WRI en colaboración con la Embajada Holandesa del Ciclismo (Dutch Cycling Embassy), la Liga de Ciclistas Estadounidenses, el Urban Cycle Planning de Dinamarca y Asplan Viak, de Noruega.

Puntos clave

  • El ciclismo se ha convertido en una opción atractiva debido a la reducción en la capacidad del transporte público y de las opciones de viajes compartidos por las medidas de distanciamiento, a los menores volúmenes de tráfico vehicular durante los diferentes confinamientos, a la mayor conciencia sobre la relación entre actividad física y salud mental, y a la comodidad que ofrecen los carriles bici temporales.
  • Las ciudades deben tener en cuenta dos temas de salud pública al planear para las necesidades actuales y futuras de los ciclistas: la seguridad vial, y el distanciamiento físico.
  • Los carriles emergentes o temporales para bicicletas son una excelente forma de responder al aumento en la demanda de ciclismo seguro y de apoyar mayores volúmenes de viajes en bicicleta, incluso cuando los niveles de tráfico aumenten o la necesidad de distanciamiento físico disminuya.
  • El ciclismo es uno de los modos de transporte más limpios y saludables. Este auge llegó para quedarse.
  • Los carriles temporales para bicicletas deben cumplir con estándares de diseño seguro, estar vinculados con medidas de gestión de la velocidad y articularse con las redes y estrategias de movilidad ciclista de la ciudad.

El propósito de esta guía es ayudar a las ciudades a tomar decisiones y acciones rápidas, efectivas y seguras para hacer del ciclismo una opción de transporte segura y atractiva durante y después de la actual emergencia sanitaria global.