Agrava deforestación local el estrés por calor en los trópicos
Las temperaturas globales promedio aumentaron 1.1 °C con respecto a la época preindustrial, lo que ya ha provocado temperaturas extremas que amenazan la salud humana. Las olas de calor mataron a cientos en América del Norte en 2021 y a miles en Europa en 2022. Y la situación sólo empeorará a menos que las emisiones bajen drásticamente.
En algunas partes del mundo, no obstante, no es sólo el cambio climático lo que ocasiona temperaturas peligrosamente altas.
Un informe reciente de WRI muestra que, además de impulsar el cambio climático global a través de las emisiones de CO2, la deforestación en los trópicos tiene efectos agudos en el clima a nivel local, lo que resulta en un aumento de las temperaturas locales promedio y en las extremas. Los efectos del aumento en las temperaturas locales provocados por la deforestación en los trópicos son comparables a los del calentamiento provocado por los gases de efecto invernadero, lo que crea un efecto de doble impacto en las temperaturas que amenaza la salud pública y las economías.
Si bien las estrategias de adaptación y mitigación del cambio climático dan cuenta del calentamiento generado por las emisiones en los trópicos y en otros lugares, pocas políticas toman en cuenta el calor adicional generado por la deforestación local. Aquí desglosamos los efectos combinados del calentamiento local y global en los trópicos y sus implicaciones para las personas que viven allí.
2 fuentes del calentamiento tropical: los gases de efecto invernadero globales y la deforestación local
Un estudio publicado en Nature estima que el 30% de la población mundial ya está expuesta a combinaciones de calor y humedad que superan lo que es seguro para el cuerpo humano al menos 20 días al año. Para 2100, bajo un escenario climático que limite el calentamiento a 2 °C, casi la mitad de la población mundial estará expuesta a condiciones climáticas potencialmente mortales durante más de 20 días al año.
Estos impactos serán particularmente agudos en los trópicos, donde muchas comunidades experimentarán condiciones peligrosas durante varios meses al año. Dado que las temperaturas diarias ya son más altas y menos variables cerca del ecuador, no hace falta un calentamiento considerable para que éstas superen los umbrales de temperatura y humedad soportables para el cuerpo humano. Y dado que una parte desproporcionada de los países de ingresos bajos y medio-bajos, incluidos aquellos con el mayor número de personas en extrema pobreza, se agrupan alrededor del ecuador, se espera que el calentamiento global afecte de manera desproporcionada a las poblaciones de bajos ingresos.
Estas estimaciones aún no toman en cuenta los demás efectos de calentamiento local de la deforestación.
En todas las latitudes, desde los trópicos hasta la zona boreal, los bosques ayudan a estabilizar el clima local al reducir las temperaturas extremas y mantener los patrones de lluvia. La deforestación tropical plantea riesgos especialmente grandes para el bienestar humano porque los bosques tropicales brindan beneficios locales de enfriamiento a las regiones que ya se espera que se vean significativamente afectadas por el calor extremo.
A través de la evapotranspiración, por ejemplo, los árboles ayudan a convertir el agua superficial y subterránea en humedad atmosférica, lo que sirve como un sistema de aire acondicionado natural. Las copas desiguales de los bosques provocan turbulencias de viento que pueden alejar el calor y la humedad de la superficie de la Tierra. Estos procesos también desempeñan un papel en el aumento de la capa de nubes sobre los bosques tropicales, lo que a su vez refleja más luz solar, lo que facilita un mayor enfriamiento.
Si bien las estimaciones varían, la deforestación tropical aumenta la temperatura promedio local anual en aproximadamente 1 °C. Sin embargo, los impactos son aún más significativos cuando se observan los extremos: la deforestación puede conducir a un aumento promedio de 4.4 °C de calentamiento en las temperaturas máximas diarias en los trópicos. En un estudio, los investigadores encontraron que, para 2100, el estrés por calor causado por la continua deforestación generalizada en la Amazonía brasileña sería comparable a lo que se espera en los peores escenarios de cambio climático.
Mientras que los aumentos de temperatura provocados por los gases de efecto invernadero ocurren gradualmente, los que derivan de la tala de bosques ocurren de manera abrupta. Y no son sólo las personas que viven justo al lado de un parche deforestado las que se ven afectadas. Los efectos de la deforestación en la temperatura local aumentan con la escala del parche deforestado y se han detectado hasta a 50 kilómetros de distancia.
Los impactos de las altas temperaturas en las personas trabajadoras rurales
¿Qué le sucede al cuerpo humano en condiciones de calor extremo? Cuando la temperatura corporal sube por encima de su línea base de 37 °C, la sangre se espesa, lo que obliga al corazón a trabajar más, lo que ocasiona daños a éste y otros órganos. Una vez que el cuerpo no puede refrescarse mediante la sudoración, lo que puede ocurrir cuando el aire ya está saturado de humedad, pueden presentarse síntomas de agotamiento por calor, como deshidratación, náuseas, mareos y dificultad para respirar. Si no se trata, una persona puede sufrir un golpe de calor, insuficiencia orgánica, daño neurológico y, potencialmente, la muerte. El estrés por calor también puede contribuir a una insuficiencia renal.
El calor extremo también puede afectar el funcionamiento mental. Un estudio de 2020 de trabajadores agrícolas rurales en Indonesia encontró que aquellos que laboran en áreas deforestadas más cálidas obtuvieron puntajes más bajos en evaluaciones cognitivas generales y pruebas de memoria que los trabajadores ubicados en áreas boscosas. Los investigadores atribuyeron las diferencias en las puntuaciones de las pruebas principalmente a la exposición al calor. El funcionamiento cognitivo disminuido debido a la exposición al calor puede conducir a una serie de otras consecuencias negativas, como aumentar el riesgo de padecer lesiones de los trabajadores.
Las personas que trabajan al aire libre en los trópicos, como las personas agricultoras y trabajadoras agrícolas, son particularmente vulnerables al calor extremo dado que muchos carecen de acceso a refugios frescos y sus trabajos requieren de laborar al aire libre incluso en condiciones de calor. Esta vulnerabilidad se ve agravada por el hecho de que muchos trabajos en las fronteras de la deforestación tienden a ser informales y, por lo tanto, desprotegidos por las normas de seguridad gubernamentales y los mecanismos de vigilancia de cumplimiento.
La falta de protecciones de seguridad para las personas trabajadoras se manifiesta en una variedad de formas. Para dar un ejemplo: un estudio de 2019 en Indonesia encontró que más del 40% de quienes participaron en el estudio que trabajaban en áreas abiertas no tenían acceso al agua mientras laboraban. Sin embargo, las temperaturas fueron hasta 8.3 °C más cálidas en relación con las áreas boscosas, lo cual expuso a las personas a temperaturas y niveles de humedad muy por encima de los umbrales de bienestar humano por hasta 6.5 horas al día.
Los personas trabajadoras agrícolas que tienen que desempeñar sus labores en temperaturas altas también enfrentan el riesgo de una mayor exposición a pesticidas y envenenamiento. Los impactos cognitivos negativos debido a la exposición al calor pueden disminuir la capacidad de los trabajadores para ser proactivos en materia de seguridad. También es menos probable que usen equipo de protección durante los días calurosos; y quienes los usan son más vulnerables a golpes de calor. El hecho de que la sudoración pueda aumentar la absorción de sustancias químicas a través de la piel aumenta aún más el riesgo de intoxicación por plaguicidas en los días calurosos.
Deforestación en la Amazonía brasileña: los impactos del estrés por calor en la salud y la economía
Brasil, hogar de la mayor parte de la selva amazónica, es un buen estudio de caso para considerar los impactos económicos y en la salud asociados a una mayor exposición al calor extremo. Situado en los trópicos, Brasil está muy afectado por el calentamiento global y es un sitio de deforestación significativa.
Se estima que el alcance de la deforestación en la Amazonía es de alrededor del 17%, con una deforestación en la Amazonía brasileña de alrededor del 20%. Los investigadores creen que una vez que la deforestación amazónica alcance entre el 20% y 25%, los efectos podrían ser irreversibles a medida que el paisaje cambie de bosque a sabana.
Veamos qué pueden significar los impactos combinados del calentamiento y el cambio climático relacionados con la deforestación local para los futuros brasileños. Bajo una deforestación continua y un escenario de calentamiento moderado donde las emisiones alcanzan su punto máximo a mediados de siglo y luego comienzan a disminuir, es probable que, para 2100, más de 6 millones de brasileños experimenten riesgos para su salud relacionados con el calor. (Aquí, el riesgo se define por temperatura, humedad relativa y condiciones de velocidad del viento que excedan los umbrales que se consideran seguros para el cuerpo humano durante al menos una hora diaria). En un escenario de más grave de aumento de las temperaturas, donde las emisiones y la deforestación continúan en aumento hasta el final del siglo, se estima que, para 2100, más de 11 millones de brasileños estarán en riesgo, aproximadamente el 5% de la población actual de Brasil.
Para cualquiera de los escenarios climáticos, el 40% o más de los afectados serían parte de poblaciones altamente vulnerables: comunidades que carecen de condiciones de vida suficientes en términos de salud, desarrollo económico, infraestructura, acceso a la educación y otros factores.
El aumento de las temperaturas en los trópicos no sólo pone en peligro la salud humana; también puede tener impactos económicos significativos. Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo estima que, incluso si el aumento de la temperatura global se mantiene en 1.5 °C, para 2030, Brasil perdería el equivalente a 850 mil puestos de trabajo de tiempo completo debido a la reducción de las horas de trabajo debido a la exposición al estrés por calor. El calentamiento provocado por la deforestación tiene el potencial de exacerbar estos impactos económicos al reducir aún más la cantidad de horas de trabajo seguras en las áreas circundantes.
En un estudio de 2021 centrado en dos estados de Brasil donde más de la mitad de la deforestación brasileña ocurrió entre 2008 y 2019, Mato Grosso y Pará, los investigadores encontraron una relación estrecha entre la deforestación a gran escala y la pérdida de horas de trabajo. En áreas deforestadas, el 45% de los trabajadores perdieron media hora o más de tiempo de trabajo seguro diario frente a menos del 5% de los trabajadores en áreas boscosas.
La pérdida de trabajo e ingresos se traducirá en impactos negativos adicionales en la salud humana y, para aquellos que están empleados, puede significar una presión adicional para trabajar en condiciones peligrosas. Cuantos más bosques tropicales se mantengan intactos, menos severos serán los impactos económicos inevitables del aumento de la temperatura global para los países tropicales.
Hay motivos para el optimismo entorno a que Brasil pueda evitar algunos de estos impactos económicos y de salud negativos. El 30 de octubre de 2022, Luiz Inácio Lula da Silva derrotó a Jair Bolsonaro en la contienda por la presidencia brasileña. Lula se comprometió a revertir las políticas ambientales dañinas de Bolsonaro, y ya tomó medidas en esa dirección. Si el pasado es una guía, y si Lula puede superar la oposición política, el futuro de la Amazonía parece más prometedor: las tasas de deforestación se redujeron en más del 70% durante las presidencias de Lula y la administración siguiente entre 2004 y 2016.
El advenimiento de una nueva administración en Brasil también brinda la oportunidad de integrar las implicaciones de la deforestación para la salud pública en las políticas climáticas y de uso de la tierra del país.
3 vías para reducir el estrés por calor relacionado con la deforestación
¿Qué puede hacerse para mitigar los impactos negativos en la salud pública del calentamiento provocado por la deforestación en los trópicos? Presentamos tres formas en que los países pueden actuar:
1) Integrar el calentamiento local inducido por la deforestación en los planes y estrategias climáticas nacionales
La mayoría de los países, como los signatarios del Acuerdo de París, han creado un plan nacional que describe sus estrategias para limitar las emisiones y adaptarse al cambio climático. Estos planes, conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional o NDC, se actualizan cada cinco años, pero pocos, si es que alguno, han considerado los efectos del calentamiento local inducido por la deforestación.
Por ejemplo, Brasil actualizó por última vez su NDC en marzo de 2022. Si bien menciona el impacto que tiene el aumento de la temperatura global en la productividad y el empleo en el sector agrícola, no menciona los impactos del aumento de la temperatura relacionado con la deforestación local en la economía o en el pueblo brasileño. Dado que la NDC de Brasil declara el deseo de reducir las vulnerabilidades de la salud pública, será importante que la próxima iteración incluya los beneficios del enfriamiento local proporcionados por los bosques tropicales.
2) Abordar los riesgos del calentamiento local inducido por la deforestación en las políticas, prácticas y regulaciones sectoriales
Además de su rol en la planificación del cambio climático a nivel nacional, las agencias de salud pública, los reguladores de seguridad de los trabajadores y los ministerios de agricultura pueden proteger a las personas en los trópicos de los peligros del calentamiento provocado por la deforestación.
En Brasil, por ejemplo, el Ministerio de Salud podría proporcionar herramientas y sistemas de alerta para identificar cuándo y dónde las personas enfrentan riesgos significativos debido a las condiciones climáticas, así como avisos y medidas de protección para aquellos en ocupaciones con mayor riesgo de sufrir golpes de calor, como los trabajadores agrícolas y de la construcción. Dichos sistemas permitirían respuestas más rápidas por parte del sector de la salud y el público a los riesgos que plantea el calor extremo. Además, el Ministerio de Salud podría encabezar campañas educativas que informen al público de manera más amplia sobre los peligros de la exposición al calor, en especial cerca de sitios recientemente deforestados.
Las normas regulatorias brasileñas podrían exigir protecciones adicionales para los trabajadores, como urgir a los empleadores que brinden acceso al agua y la sombra, así como un control frecuente de la temperatura y los signos vitales de los trabajadores en los días calurosos. Luego, correspondería al Ministerio de Trabajo y Empleo garantizar que se implementen estos estándares mejorados en el lugar de trabajo. Dado que más del 40% del empleo en Brasil es informal y, por lo tanto, no está cubierto por las normas laborales, será necesario diseñar salvaguardas adicionales que ayuden a proteger a estos trabajadores.
Finalmente, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Abastecimiento de Alimentos podría trabajar con funcionarios gubernamentales, incluidos el Ministerio de Salud y el Ministerio del Medio Ambiente, para garantizar que las políticas de desarrollo agrícola estén bien equilibradas con los objetivos de salud humana y el plan climático de Brasil, ya que la deforestación a menudo se asocia con la expansión agrícola.
3) Sensibilizar sobre los riesgos nacionales y locales de deforestación
Para la mayoría de los formuladores de políticas, se entiende que los riesgos de deforestación relacionados con el clima se limitan a los relacionados con las emisiones de gases de efecto invernadero y su contribución al calentamiento gradual de todo el planeta y, por lo tanto, que es un asunto de los negociadores climáticos. Los impactos de los efectos más inmediatos, e igualmente severos, de la deforestación en las temperaturas locales son relevantes para los mandatos de otros actores públicos y privados, incluidos los encargados de proteger la salud pública y la seguridad de los trabajadores. Los científicos y los defensores de la sociedad civil deben dirigir sus esfuerzos de divulgación a estas audiencias no tradicionales.
Las diferentes agencias y grupos de partes involucradas deben romper los silos y alinear sus objetivos para promover, sobre todo, el bienestar de los ciudadanos. Por ejemplo, la planificación de la adaptación climática para proteger la salud pública debe involucrar a expertos en los impactos del cambio de uso de la tierra en la exposición al estrés por calor, además de aquellos que rastrean la propagación de vectores de enfermedades con el aumento de las temperaturas globales.
Es importante que los agricultores, las empresas, los ministerios de agricultura, los funcionarios de salud pública y las agencias de seguridad laboral se den cuenta de que ellos también son partes interesadas en la protección de los bosques.
Gracias a Beatriz Alves de Oliveira y Fabiola Zerbini, quienes también colaboraron en este artículo.