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Cuando las personas responsables de formular las políticas piensan acerca de los bosques, usualmente consideran los sumideros o fuentes de carbono. Los bosques liberan carbono cuando son limpiados, quemados o degradados, y absorben carbono a medida que crecen. Pero un nuevo informe del WRI demuestra que las personas formuladoras de políticas deben prestar atención a evidencia clara de que los bosques son aún más importantes para el clima que lo que se pensaba previamente.

Un cuerpo creciente de investigación revela que los bosques interactúan con la atmósfera de muchas otras maneras que no se refieren al ciclo mundial del carbono, lo que afecta a las precipitaciones y a la temperatura desde la escala global a la local. De hecho, los impactos no relacionados con el carbono de los bosques no sólo son esenciales para combatir el cambio climático, sino para garantizar la seguridad alimentaria y del agua, la salud humana y la capacidad del mundo de adaptarse a un planeta en calentamiento.

¿Cómo afectan los bosques al clima?

Reducir las emisiones de CO2 originadas por la pérdida de bosques y aumentar las remociones de carbono a través de la restauración de bosques son tareas críticas para lograr los objetivos climáticos globales. Hacerlo conseguiría unas 6.5 gigatoneladas de CO2 anuales de mitigación climática al 2030, o cerca de un tercio de la mitigación requerida de todas las fuentes para mantener el calentamiento global en o alrededor de los 1.5°C, el límite que los científicos dicen es necesario para prevenir los peores efectos del cambio climático.

Pero los bosques tienen muchos otros efectos no relacionados con el carbono con implicaciones locales, regionales y globales que son importantes, pero usualmente pasadas por alto, y no todas empujan en la misma dirección que los efectos relacionados con el CO2.

Cuatro efectos de los bosques que no están relacionados con el carbono

Algunos de los procesos principales no relacionados con el carbono a través de los cuales los bosques impactan al clima son:

  • El albedo, o la cantidad de energía solar que se refleja desde una superficie en particular, afecta la cantidad de energía solar que es absorbida. Las superficies de color claro devuelven gran parte de la energía solar a la atmósfera y pueden tener un efecto de enfriamiento (albedo alto). Las superficies oscuras absorben los rayos del sol y pueden calentar (albedo bajo). La cubierta boscosa verde oscura usualmente absorbe más energía que la nieve, los cultivos o el suelo desnudo, calentando el aire a medida que las hojas liberan ese calor, como el calor que irradia una carretera asfaltada.
  • La evapotranspiración, o el rol que desempeñan los árboles en la liberación de humedad al aire, genera un efecto de enfriamiento. Esto ocurre cuando el agua se evapora de la superficie de las hojas, así como cuando el agua que las raíces toman de la tierra es liberada a través de pequeños poros en las hojas. Estos procesos funcionan como un aire acondicionado natural, al enfriar la superficie de la tierra y el aire cercano a la superficie.
  • La rugosidad superficial, o la irregularidad de la cubierta forestal, afecta a la velocidad y la turbulencia del viento. Esta turbulencia ayuda a elevar el calor y la humedad lejos de la superficie de la tierra, generando un efecto de enfriamiento.
  • Los aerosoles son diminutas partículas liberadas por los bosques, como puede ser el polen. Los árboles también liberan compuestos químicos, como aquellos que dan a los pinos su aroma distintivo. Estas partículas y compuestos interactúan con la atmósfera de maneras complejas al, por ejemplo, cambiar las concentraciones de ozono y nitratos y alterar el color de las nubes.

Juntos, el albedo, la evapotranspiración, la rugosidad superficial y los aerosoles afectan a la generación de nubes, lo que a su vez aumenta el albedo con efecto de enfriamiento.

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Más allá de producir emisiones de carbono, ¿cómo afecta al clima la deforestación?

Sabemos que la deforestación contribuye de manera significativa a las emisiones mundiales de carbono (junto con los combustibles fósiles y las emisiones industriales) y, por tanto, al calentamiento a través del efecto invernadero. Pero la deforestación tiene impactos climáticos más profundos si tomamos en cuenta los efectos de los bosques no relacionados con el carbono.

Estos efectos varían según la escala, el clima local y, quizá lo más importante, con la latitud. A continuación, presentamos algunos de los impactos más significativos de la deforestación si consideramos los efectos no relacionados con el carbono:

La deforestación tropical calienta al mundo un 50 % más que lo que sugiere contar sólo el carbono

Los efectos de la pérdida de los bosques sobre las temperaturas globales promedio difieren en gran medida por la latitud.

Los bosques tropicales tienen un efecto generalizado de enfriamiento, no sólo a partir de la remoción del carbono que realizan, sino también a partir de las altas tasas de evapotranspiración y su capacidad de estimular la cubierta de nubes (y, por lo tanto, de aumentar el albedo). Cuando tenemos en cuenta los efectos no relacionados con el carbono de la deforestación tropical, su contribución estimada al calentamiento global aumenta en un 50 % en comparación con los efectos del carbono solamente. En suma, mantener a los bosques tropicales en pie ofrece un enfriamiento global “adicional” que las políticas actuales ignoran.

Los bosques boreales, por otra parte, tienen un efecto de calentamiento general dado que su cubierta forestal es mucho más oscura (menor albedo) que la nieve que hay por debajo, por lo que absorben energía solar en lugar de reflejarla. Este efecto de calentamiento por el albedo es mucho mayor que la remoción de carbono y la evapotranspiración de los bosques boreales debido a sus lentas tasas de crecimiento, lo que resulta en un calentamiento general a partir de la presencia de los bosques boreales, o un enfriamiento general por su pérdida. Claro está, nadie sugeriría eliminar la cubierta de los bosques boreales para lograr los objetivos climáticos debido a los muchos otros beneficios que estos bosques ofrecen, que incluyen la regulación del clima local.

La deforestación en un país puede contribuir a la sequía en otros

Los efectos de la deforestación sobre los patrones de precipitación ocurren a escalas regionales y locales y dependen de factores tales como el tamaño del área deforestada y los patrones de viento. Las grandes extensiones de bosques tropicales, como aquellas en las cuencas del Amazonas y en el Congo, reciclan la humedad de la atmósfera a medida que pasa por los continentes, cae como lluvia y luego es liberada por los árboles mediante la evapotranspiración.

La deforestación a gran escala puede perturbar este ciclo, y exacerbar las sequías en las áreas a sotavento que se encuentran a cientos de millas de distancia. Por ejemplo, personas investigadoras estiman que los bosques en Brasil proporcionan entre un 13% y un 32% de la precipitación anual en los países a sotavento como Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina. La deforestación del Brasil puede, por lo tanto, contribuir en gran medida a la sequía en estos países.

La deforestación causa una temperatura local promedio más cálida y temperaturas extremas

Los efectos de la deforestación en las temperaturas promedio y extremas locales varían según el clima local. Los efectos más pronunciados del calentamiento local a partir de la pérdida de bosques ocurren en zonas áridas. Esto es debido a que los árboles en estas zonas toman agua de las profundidades del subsuelo, de modo que cuando son reemplazados por el suelo estéril o por cultivos de raíces superficiales, la zona pierde mucho del efecto de enfriamiento de la evapotranspiración.

Los efectos más preocupantes de la pérdida de bosques sobre las temperaturas extremas locales se dan en los trópicos, donde las ya altas temperaturas hacen que cualquier calentamiento adicional sea especialmente riesgoso. Los estudios muestran que la conversión de los bosques tropicales a tierras de cultivo puede aumentar las temperaturas altas diurnas en más de 7°C. Estos aumentos ya afectan a la productividad de los cultivos y expone a las personas a una mayor morbilidad y mortalidad debido al estrés por calor. Por ejemplo, algunos estudios recientes han documentado una reducción en los rendimientos de la soya en la ecorregión del Cerrado en Brasil y muertes en un distrito del Borneo indonesio vinculados a los aumentos de la temperatura inducidos por la deforestación.

¿Cuáles son las implicaciones de ignorar los impactos de los bosques no relacionados con el carbono?

La mitigación climática nacional, regional y local y las políticas de adaptación todavía no tienen en cuenta los impactos no relacionados con el carbono de los bosques. Al no tenerlos en cuenta, las políticas sistemáticamente infravaloran los servicios climáticos de los bosques, no anticipan el rango completo de riesgos climáticos asociados con la deforestación, y resultan en una asignación no equitativa de responsabilidades y recursos para la acción climática al interior de y entre naciones. Por ejemplo:

  • El balance climático nacional basado únicamente en el carbono resulta en que se exageren los efectos de enfriamiento global de los bosques en países en latitudes más altas, como Canadá, Rusia, Escandinavia y Estados Unidos, y en que se subestimen los efectos de enfriamiento de los bosques en los países tropicales. Las contribuciones a la mitigación del cambio climático global por parte de países tropicales como Gabón, Guyana y Papúa Nueva Guinea, que han mantenido una gran proporción de sus bosques, son sistemáticamente infravaloradas.
  • Hay una falta de instituciones intergubernamentales regionales capaces de abordar los efectos transfronterizos de la deforestación en las precipitaciones. Las poblaciones afectadas en los países a sotavento no pueden representar sus intereses en la toma de decisiones en los países a contraviento. Por ejemplo, los productores agrícolas en Argentina, que se ven afectados por la sequía, no tienen manera de influenciar las decisiones sobre los usos del suelo en Brasil.
  • Pensar acerca del calentamiento global sólo en términos de temperaturas globales promedio enmascara de forma significativa los impactos locales de la deforestación sobre el aumento de los promedios locales y las temperaturas extremas. El riesgo aumentado del estrés por calor debido al calentamiento local extremo generado por la deforestación seguramente tenga un mayor impacto sobre las personas productoras rurales, trabajadoras agrícolas y comunidades indígenas y locales en los trópicos.

Un proyecto de restauración de bosques en la Reserva de Bosques Khun Wang en Lampang, Tailandia. Los bosques ofrecen muchos beneficios para el clima, más allá del almacenamiento de carbono. Fotografía de Napat Wongmawawat/Shutterstock

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¿Qué pueden hacer las personas encargadas de la elaboración de políticas para dimensionar mejor el valor de los bosques?

La buena noticia es que existen muchas oportunidades de abordar el espectro completo de los servicios climáticos que los bosques proporcionan dentro de los mandatos de las instituciones y los procesos existentes. Aquí hay algunos ejemplos:

La arena de la política climática nacional y global

Existen diversas formas en que los impactos climáticos no relacionados con el carbono de los bosques pueden incorporarse en las políticas globales y nacionales existentes.

Mientras que el objetivo formal de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (United Nations Framework Convention on Climate Change, UNFCCC) es el de estabilizar la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, el Acuerdo de París brinda una oportunidad de incluir los efectos no relacionados con el carbono de los bosques como forma de limitar el calentamiento a 1.5°C, incluyendo a la Evaluación global periódica en curso. Los países en los trópicos podrían elegir incluir los beneficios del enfriamiento global no relacionado con el carbono provenientes de la protección de sus bosques en los planes climáticos nacionales que envían a la UNFCCC, conocidos como Contribuciones Nacionalmente Determinadas (NDC).

Además, el Marco de Varsovia para la REDD+ de la UNFCCC ofrece puntos de partida para el reconocimiento de los beneficios no relacionados con el carbono de los bosques. Su abordaje paulatino en relación con la mejora de los datos y los métodos utilizados para la contabilización, en combinación con su apoyo explícito al incentivo de los beneficios no relacionados con el carbono de los bosques, abren la puerta para que los países puedan cuantificar, informar acerca de y ser recompensados por esos beneficios a través del financiamiento REDD+.

Finalmente, el rol de los servicios no relacionados con el carbono de los bosques en la reducción de los riesgos y la mejora de la resiliencia al cambio climático cuadra perfecto con el marco de adaptación de la UNFCCC y puede incluirse en los Planes Nacionales de Adaptación (NAP) de los países.

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Instituciones para la gestión de los impactos de la deforestación sobre las precipitaciones

Actualmente, no existen instituciones que regulen las decisiones de manejo de tierras que afectan los efectos locales y regionales de los bosques sobre la lluvia, excepto a través del ciclo global del carbono. En otras palabras, los actores involucrados en las áreas a sotavento no tienen forma de influir en lo que sucede en los bosques contraviento, de los cuales dependen para una parte de su precipitación.

Sin embargo, existen instituciones y mecanismos para gestionar el agua superficial, como las asociaciones de cuencas fluviales que abarcan varios países, como la Iniciativa de la Cuenca del Nilo. En algunos casos, estas instituciones podrían ampliar su membresía y mandatos para abordar las precipitaciones regionales.

Además, las personas responsables de formular las políticas pueden extraer lecciones de los mecanismos diseñados para regular la contaminación del aire, como la Convención de Europa sobre la contaminación atmosférica transfronteriza a larga distancia. Esta Convención, creada para abordar el problema de la lluvia ácida, ofrece un ejemplo de cómo las personas responsables de la toma de decisiones pueden utilizar el monitoreo, la recolección de datos y el modelado para respaldar sus políticas identificando causas, rutas y umbrales críticos.

Instituciones como el Banco Mundial y los bancos regionales de desarrollo podrían hacer más para respaldar estas cooperaciones regionales y tener en cuenta los efectos regionales no relacionados con el carbono de la deforestación en sus asignaciones financieras climáticas y de desarrollo.

La gestión del suelo y la planificación para la adaptación a los niveles nacional y local

Las autoridades nacionales y locales responsables de la planificación de los usos del suelo y de la política agrícola tienen diversas opciones para integrar los beneficios climáticos no relacionados con el carbono de los bosques en los programas existentes.

Ya se están llevando a cabo muchas iniciativas para gestionar el impacto climático de la deforestación relacionada con la agricultura, como los programas nacionales REDD+ y las asociaciones con el sector privado para eliminar la deforestación de las cadenas de suministro de productos básicos, como el programa Proteger, Conservar, Incluir en Mato Grosso, Brasil. Los funcionarios nacionales y locales tienen autoridad para abordar los riesgos más inmediatos y directos que la pérdida de bosques representa para los intereses agrícolas locales, como la alteración de los patrones de precipitaciones y el aumento de la temperatura. Estas amenazas locales son más propensas a motivar a la acción, en lugar de los llamamientos a los intereses globales.

Como se mencionó anteriormente, los efectos no relacionados con el carbono de los bosques sobre la temperatura también se pueden incorporar en la planificación para la adaptación local y nacional. A la fecha, las preocupaciones acerca de los efectos del cambio climático sobre la salud humana se han enfocado en el aumento de las temperaturas promedio globales, como la expansión de los rangos de vectores de enfermedades y el y una mayor exposición al estrés por calor en las islas de calor urbanas. Si los funcionarios de salud pública comprenden la magnitud de los riesgos que enfrentan las personas trabajadoras y las comunidades en áreas rurales debido a la pérdida de la cobertura arbórea y los extremos de temperatura resultantes, entonces pueden ayudar a abogar por la protección de los bosques.

Comprender y actuar en defensa del valor climático completo de los bosques

El informe Not Just Carbon deja en claro que la ciencia de las interacciones entre los bosques y el clima es compleja. Se requiere más investigación para estimar verdaderamente los beneficios económicos adicionales de proteger los bosques para estabilizar el clima, más allá de la reducción de las emisiones de carbono.

Sin embargo, ya podemos ver que los riesgos para la estabilidad climática derivados de la pérdida de los servicios no relacionados con el carbono de los bosques son más que suficientes para justificar la acción en este momento.

También está claro que no tomar medidas empeorará las desigualdades existentes al interior de y entre los países. Los bosques en países tropicales en desarrollo seguirán siendo infravalorados en la política climática global, mientras que las personas agricultoras, trabajadoras, las comunidades indígenas y locales en las cercanías tendrán que seguir soportando los peores efectos del estrés por calor y la sequía resultantes de la deforestación.

Los bosques son mucho más que solamente carbono. Es hora de reconocer su valor climático completo, para beneficiar a las personas que viven y trabajan en ellos y en sus cercanías, a cientos de kilómetros de distancia y en todo el mundo. De lo contrario, terminamos con políticas que no se relacionan sólo al carbono, sino que probablemente también sean injustas.