Bogotá utiliza datos y diseño urbano inteligente para reducir la contaminación del aire
Enclavada en los Andes, la geografía montañosa de Bogotá atrapa contaminantes del aire, a veces envolviendo a la capital colombiana en una bruma polvorienta.
Las consecuencias han sido graves. La mala calidad del aire de la ciudad provocó un estimado de 2.300 muertes en exceso en 2019. En 2023, la concentración promedio de PM2,5 en Bogotá (material particulado fino que puede causar enfermedades respiratorias y cardiovasculares) fue más de tres veces el límite recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Bogotá no está sola. Más del 40 % de las ciudades del mundo tienen niveles de contaminación del aire más de siete veces superiores al límite recomendado por la OMS. Pero, a diferencia de muchas otras ciudades, Bogotá está dando pasos innovadores para enfrentar sus desafíos de calidad del aire. Al invertir en datos y rediseñar la infraestructura urbana, se está posicionando como líder en la lucha por un aire más limpio.
Barrios Vitales: limpiar el aire, barrio por barrio
La contaminación del aire de Bogotá proviene de fuentes tanto internas (como el uso de energía, los vehículos y las fábricas) como externas, por ejemplo, el humo de incendios forestales e incluso arena del desierto del Sahara. Para cambiar esa situación, Bogotá necesitaba abordar la contaminación del aire en los lugares donde su impacto se siente con mayor intensidad: los barrios donde la gente vive, trabaja y se desplaza.
Bogotá lanzó su iniciativa “Barrios Vitales” en 2024 en San Felipe, una antigua zona de uso mixto que más recientemente se ha convertido en un centro de alto tráfico para las artes y la cultura. Trabajando de cerca con la comunidad mediante grupos focales, encuestas y talleres de co-creación, la ciudad tomó medidas para limpiar el aire y, al mismo tiempo, hacer de San Felipe un barrio más agradable.
Se introdujeron nuevas zonas peatonales donde las personas pueden pasear sin el estorbo del tráfico de automóviles. Algunos de los tramos viales más transitados se sustituyeron por ciclovías, lo que ayudó a aumentar en 81 % el uso del transporte público y en 82 % el uso de bicicletas y patinetas.
La ciudad también añadió zonas verdes e instaló bancas como puntos de descanso. Estos cambios fomentan caminar y andar en bicicleta en lugar de usar el automóvil, mientras que la siembra de árboles adicionales y la creación de espacios verdes también ayudan a limpiar el aire.
Tras estas intervenciones, la Secretaría de Movilidad de Bogotá confirmó que la proporción de viajes a pie aumentó del 16 % al 21 %, sacando más vehículos de las vías y reduciendo los contaminantes del aire. Los hallazgos iniciales mostraron que los niveles de PM 2,5 bajaron un 13 % en San Felipe gracias al programa Barrios Vitales.
Desde entonces, Bogotá ha ampliado el programa Barrios Vitales a Bosa El Porvenir, San Cristóbal Sur, Las Cruces y San Carlos (otros barrios de alto tráfico). El Plan Maestro de la ciudad prevé implementar 33 Barrios Vitales para 2035.
Abordar la calidad del aire con mejores datos
A medida que Bogotá avanza hacia las metas de su plan de acción de calidad del aire, Plan Aire 2030, contar con datos sólidos y procesables seguirá siendo esencial. Con ese fin, en 2020 la ciudad se asoció con WRI para mejorar su sistema de monitoreo de calidad del aire con el modelo de pronóstico CanAIRy Alert. El sistema anterior tenía una precisión limitada fuera de los límites de la ciudad, lo que dificultaba anticipar con confianza episodios de alta contaminación. El nuevo modelo combina herramientas de modelación atmosférica de la NASA con datos locales de monitoreo de la calidad del aire, lo que permite pronósticos precisos específicos de la ciudad. Este sistema actualizado puede producir predicciones de calidad del aire con hasta cinco días de antelación a eventos de alta contaminación.
Sistema de Pronóstico de Calidad del Aire CanAIRy Alert
CanAIRy Alert busca abordar los desafíos de calidad del aire traduciendo y empaquetando conjuntos de datos disponibles globalmente, como el pronóstico GEOS-CF de la NASA, datos locales de monitoreo de calidad del aire, monitores de referencia e inventarios de emisiones, en herramientas relevantes para la toma de decisiones y accesibles localmente para ciudades de México, Colombia, Ghana, Kenia, Senegal y Uganda.
Este sistema de alerta temprana permite a las autoridades anticipar mejor los días en que la contaminación del aire podría aumentar y tomar medidas preventivas. Las nuevas alertas de la ciudad aconsejan a los residentes limitar su exposición a la contaminación evitando los espacios abiertos durante las horas de mayor contaminación o reduciendo el uso de vehículos particulares para ayudar a disminuir las emisiones. Estas alertas tempranas son cruciales para proteger la salud pública, especialmente la de grupos vulnerables como niños, personas mayores, mujeres embarazadas y quienes padecen enfermedades crónicas.
La ciudad también trabaja con otros sectores para implementar controles de emisiones en otras fuentes. Durante un episodio de alta contaminación, la Secretaría Distrital de Ambiente puede recomendar, por ejemplo, que el sector industrial limite la operación de equipos a horas específicas del día, que los camiones de carga reprogramen entregas para el mediodía o la medianoche para evitar las horas pico en que los residentes están en espacios abiertos, y que los operadores de carga utilicen rutas alternas para evitar ingresar a la ciudad.
Integrarlo todo: diseño y datos para una ciudad más saludable
Bogotá está trabajando ahora con más comunidades para mejorar la conectividad mediante movilidad eléctrica limpia, como la incorporación de casi 1.500 buses eléctricos (con 600 más en proceso de adquisición) al sistema de transporte; dos cables aéreos, uno en operación y otro en construcción; y 24 kilómetros de línea de metro, además de ampliar y mejorar sus 600 kilómetros de ciclovías. La ciudad también planea expandir la infraestructura verde funcional, como el arbolado urbano.
La ciudad seguirá utilizando sus capacidades mejoradas de monitoreo para mantener a las personas a salvo y compartir los beneficios de sus nuevos diseños urbanos.
Es posible que Bogotá no pueda superar sus desafíos geográficos ni influir en los patrones climáticos globales. Pero, mediante su enfoque de diseño urbano basado en datos, la ciudad ha creado un conjunto de herramientas replicables para un programa urbano de calidad del aire eficaz y escalable. Con datos sólidos y procesables (y la disposición a reimaginar los barrios) las ciudades pueden trabajar proactivamente para proporcionar aire más limpio para todos.