Claroscuros del aguacate, el 'oro verde mexicano'
Para mantener productividad sin deforestar, es necesario implementar una estrategia multiactor con instrumentos innovadores, señalan
A pesar de que la creciente producción de aguacate, conocido como el “oro verde” mexicano, ha contribuido al crecimiento económico del País, también ha causado deforestación en los bosques y degradación de los suelos en el centro y sur de México.
Michoacán, Jalisco y el Estado de México son las entidades donde se produce la mayoría del aguacate del País. En la última década, el número de huertas ha incrementado en 162 por ciento en Michoacán; en 511 por ciento en el Estado de México; y en mil uno por ciento en Jalisco.
La popularidad del aguacate como superalimento ha provocado que su demanda aumente de manera exponencial en diversos países. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), en los últimos 20 años, en ese país el consumo per cápita ha incrementado en un 440 por ciento, lo cual lo ha llevado a convertirse en el mayor importador de aguacate mexicano (México es el origen de entre el 83 y el 93 por ciento de las importaciones de aguacate fresco de EU, según USDA).
Datos de Global Forest Watch (GFW) revelan la pérdida de cobertura forestal sobre los límites de la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca (RBMM) para establecer huertas de aguacate, las imágenes satelitales muestran ollas de agua y grandes áreas con los patrones característicos de las huertas de aguacate. Además, preocupa el rastro de incendios en los alrededores, lo cual es indicio de una posible expansión del cultivo.
En 2017, cuatro de seis municipios de Michoacán que forman parte de la RBMM recibieron un total de 1.25 millones de pesos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER, antes SAGARPA) para crear huertas de aguacate. Al realizar un análisis de los principales subsidios en la zona, se identificó que mientras que los dueños de tierras forestales en la RBMM reciben alrededor de 683 pesos por hectárea, como pago para conservar los servicios del ecosistema, un ejidatario que instala una huerta de aguacate puede obtener un subsidio de hasta mil 317 pesos en promedio por hectárea, de acuerdo con el Listado preliminar de beneficiarios de la primavera y el verano de 2017 de la antes SAGARPA.
El efecto negativo en los bosques de estos subsidios se ve acentuado con la opacidad que rodea a los Cambios de Uso de Suelo en Terrenos Forestales (CUSTF) para colocar huertas aguacateras. De acuerdo con una solicitud de información a la SEMARNAT, desde 2003 no hay registros de autorizaciones gubernamentales de CUSTF para aguacate en Michoacán. Sin embargo, la realidad pinta un panorama muy diferente. De acuerdo con información de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA), 96 por ciento de las inspecciones que esta dependencia realizó por motivo de CUSTF durante 2017, descubrieron huertas ilegales de aguacate y, en la mayoría de esos casos, no se inició ningún proceso judicial.
De acuerdo con información de Global Forest Watch, esta área natural protegida perdió entre 2001 y 2017 un equivalente a casi dos veces el tamaño del Bosque de Chapultepec, en la Ciudad de México.
Alrededor del mundo, muchas compañías están sumándose a compromisos para evitar la deforestación, evaluando qué productos de sus cadenas de suministro pudiesen estar causándola; sobre todo productos como la palma, la soya, la madera y el ganado. Sin embargo, hasta ahora no hay ningún compromiso para reducir la deforestación causada por el aguacate. Tomar decisiones informadas sobre el consumo del aguacate puede lograr un cambio positivo en los esquemas de producción actual, desde la instauración de prácticas más sostenibles en las plantaciones de aguacate, hasta mayor transparencia en el etiquetado del producto, e incluso el incremento del consumo de aguacate certificado.
Este texto fue publicado originalmente en Global Forest Watch.