Un tercio de todos los alimentos producidos a nivel mundial nunca se consume, ya sea porque se pierde en la cadena de suministro o se desecha en los hogares y negocios. Mientras tanto, 1 de cada 10 personas en todo el mundo no tiene suficiente para comer.

Es una ironía trágica con un impacto devastador. Las personas que podrían alimentarse están pasando hambre; los alimentos que podrían salvarse se pudren en los vertederos, liberando emisiones que calientan el planeta; y las economías que podrían prosperar sufren pérdidas financieras que ascienden a un billón de dólares al año.

Pero, ¿qué pasaría si los desechos alimentarios se vieran como una materia prima?

Tres startups que colaboran con el programa Partnering for Green Growth and the Global Goals 2030 (P4G) de WRI —una iniciativa que ayuda a las empresas climáticas en etapas iniciales a estar listas para recibir inversiones— han creado modelos de negocio exitosos basados en abordar la pérdida y el desperdicio de alimentos. Están demostrando que es posible convertir los alimentos no comestibles o excedentes en ganancias, al mismo tiempo que crean empleos locales, reducen el hambre y evitan emisiones dañinas.

Con un mayor respaldo político y financiero, modelos como estos podrían ampliarse para ayudar a combatir los desafíos del desperdicio de alimentos y la seguridad alimentaria en todo el mundo.

Chanzi convierte desechos alimentarios en alimento y fertilizante sostenible

En 2019, Sune Mushendwa y Andrew Wallace unieron fuerzas para crear Chanzi, una empresa que utiliza larvas de mosca para convertir los desechos alimentarios en proteínas sostenibles y asequibles para alimento animal y fertilizante.

Todo comienza con la recolección de residuos: Chanzi, que comenzó en Tanzania y desde entonces se ha expandido, colabora con empresas locales de gestión de residuos (como Taka Taka Solutions en Kenia) y ha creado su propia empresa de recolección (Okota, en Tanzania) para garantizar un suministro constante y de alta calidad de residuos orgánicos. También ha implementado esquemas de separación de residuos en mercados locales para recolectar cultivos estropeados de vendedores y pequeños agricultores, y obtiene desechos de empresas locales como procesadores de alimentos y cervecerías.

Personas recogen grandes cantidades de frutas y verduras en el suelo de un mercado.
Personas recogen productos en un mercado en Arusha, Tanzania. Chanzi ha implementado esquemas de separación de residuos en mercados locales para recolectar cultivos que, de otro modo, terminarían en el vertedero. Fotografía: robertharding/Alamy Stock Photo

Los residuos recolectados se alimentan a larvas de la mosca soldado negra en las granjas de insectos de Chanzi, que luego son procesadas en un alimento animal de alta proteína y baja huella de carbono, ideal para aves de corral y otros animales, incluidos peces y cerdos. Este alimento es más barato para los agricultores y más sostenible que las opciones tradicionales como la harina de soya y la harina de pescado, que contribuyen a la deforestación y la sobrepesca.

El único subproducto de este proceso es el estiércol de insectos, un fertilizante que Chanzi distribuye a pequeños agricultores a un precio 80% más bajo que el fertilizante sintético, ayudándolos a aumentar sus rendimientos.

Un factor clave en la capacidad de Chanzi para crecer es su modelo de producción, que combina actividades automatizadas con trabajo intensivo, diseñado específicamente para el contexto africano. Esto permite la rentabilidad al mismo tiempo que crea nuevos empleos para quienes más lo necesitan.

Somos un negocio que depende mucho del trabajo manual, especialmente cuando se trata de recolectar y clasificar los residuos. Y eso emplea a personas de comunidades marginadas, personas involucradas en la recolección y gestión de residuos, y recicladores.- Andrew Wallace, cofundador de Chanzi

Hasta la fecha, Chanzi ha recolectado más de 10,000 toneladas de residuos orgánicos en Tanzania y Kenia, beneficiando a más de 6,000 agricultores a través de la distribución de fertilizantes y capacitación. Ha creado cerca de 800 empleos para personas locales, ofreciendo oportunidades muy necesarias para jóvenes y mujeres. Además, el trabajo de Chanzi ha evitado la emisión de más de 250 toneladas métricas de metano, equivalente a retirar 1,000 autos de las carreteras durante un año.

La visión a largo plazo de Chanzi es replicar su modelo en toda el África subsahariana y ayudar a que decenas de ciudades alcancen el punto de cero residuos orgánicos en vertederos.

EatCloud conecta el excedente de alimentos con quienes lo necesitan

Donar alimentos no vendidos de tiendas y restaurantes a quienes lo necesitan es una estrategia poderosa para combatir el hambre y evitar el desperdicio. Solo en los Estados Unidos, los restaurantes generan más de 915,000 toneladas de desperdicio alimentario cada año. Pero redistribuir estos alimentos de manera efectiva es un desafío. Existen preocupaciones de responsabilidad en la industria alimentaria, políticas alimentarias y fiscales que dificultan las donaciones, y los bancos de alimentos tienen una capacidad limitada para interactuar con restaurantes y tiendas.

Dos hombres cargan cajas de cartón con comida donada en un camión.
Dos personas cargan comida donada en un camión para su transporte. Fotografía: Cortesía de EatCloud

EatCloud, una startup originaria de Colombia, liderada por Jorge Correa, ofrece una plataforma digital que facilita las donaciones de alimentos a gran escala. Para automatizar el proceso de redistribución (por el que los minoristas pagan una tarifa mensual), EatCloud utiliza inteligencia artificial para conectar todo el ecosistema alimentario —supermercados, tiendas de conveniencia, restaurantes, hoteles, servicios de catering e incluso agricultores— con redes de bancos de alimentos y organizaciones comunitarias sin fines de lucro. Los excedentes de alimentos, aún en buen estado pero que no pueden ser vendidos, se anuncian a través de la aplicación de EatCloud para que los bancos de alimentos locales o las organizaciones sociales los recojan y entreguen a personas vulnerables.

Desde su lanzamiento en 2020, los datos de los clientes analizados por EatCloud muestran que la empresa ha redistribuido más de 40,000 toneladas de alimentos no vendidos en Colombia y México, lo que equivale a 92 millones de comidas. Mantener estos alimentos fuera de los vertederos ha evitado más de 85,000 toneladas de emisiones de carbono, lo que equivale a las emisiones energéticas de 10,000 hogares en Estados Unidos durante un año. Los clientes de la industria alimentaria han ahorrado más de 39 millones de dólares gracias a los ahorros logísticos y beneficios fiscales.

Una gran pila de comida donada en bolsas y cajas de cartón.
Pilas de excedentes de alimentos donados a través de la plataforma de EatCloud, que conecta a minoristas con bancos de alimentos y otras organizaciones que luchan contra el hambre. Fotografía: Cortesía de EatCloud

La compañía también colabora estrechamente con agencias gubernamentales en Colombia y México en los esfuerzos por erradicar el hambre. Actúa como un conector entre donantes y beneficiarios de alimentos, y ayuda a los gobiernos a rastrear el impacto de sus programas de seguridad alimentaria y gestión de excedentes.

Este año, EatCloud ganó el Premio Internacional a las Mejores Prácticas en Desarrollo Sostenible, promovido por ONU-Hábitat y Dubái, y es finalista del Premio a las Ciudades Inteligentes de Seúl por su alianza Zero Hunger con la ciudad de Medellín, Colombia. De cara al futuro, la empresa trabaja para expandir sus operaciones a 10 países y desarrollar estrategias que ayuden a los gobiernos locales a alcanzar sus objetivos de seguridad alimentaria y reducción de desperdicios.

WasteX utiliza los residuos agrícolas para mejorar el rendimiento de los cultivos

Los residuos agrícolas —como los subproductos de las cosechas y el estiércol animal— pueden representar un gran desafío para los agricultores, provocando la degradación del suelo y la contaminación del agua. En muchos países, los agricultores queman los residuos agrícolas para preparar sus campos para la próxima temporada, lo que empeora las emisiones y la calidad del aire.

Un agricultor con grandes sacos de biochar.
WasteX ayuda a los agricultores a convertir los residuos agrícolas en biochar, un mejorador del suelo que puede reducir la dependencia de los fertilizantes químicos dañinos. Fotografía: Cortesía de WasteX

Pawel Kuznicki, fundador y CEO, lanzó WasteX en 2022 para ayudar a los agricultores en el sudeste asiático a convertir sus residuos agrícolas en productos de mayor valor que también beneficien al clima. La empresa lo hace ofreciendo a las granjas y molinos de maíz, arroz y madera una solución integral para transformar los residuos en biochar, una sustancia similar al carbón vegetal que, al mezclarse con el suelo, puede mejorar los rendimientos de los cultivos, aumentar la retención de agua en el suelo y mejorar la efectividad de los fertilizantes. El biochar puede reemplazar una parte de los fertilizantes químicos tradicionales, que son altamente intensivos en carbono y pueden contaminar los cuerpos de agua.

En una prueba de producto en Indonesia de cuatro meses en 20 parcelas, WasteX descubrió que la adición de biochar y la reducción del 50% en el uso de fertilizantes químicos mejoraron los rendimientos de maíz hasta en 95%, lo que aumentó significativamente los ingresos de los agricultores. La tecnología patentada de WasteX también produce menos emisiones y es más económica que tecnologías similares de Estados Unidos o Europa.

Muchos residuos agrícolas terminan siendo quemados porque los agricultores no saben que pueden crear valor a partir de ellos. Hemos encontrado que los agricultores están dispuestos a adoptar nuevas prácticas si pueden ver los beneficios de primera mano y aprecian que alguien los apoye en el proceso.- Pawel Kuznicki, fundador y CEO de WasteX

WasteX opera instalaciones en ubicaciones asociadas y proporciona equipos y capacitación directamente a los agricultores, principalmente en Indonesia. La empresa trabaja intencionalmente con grupos de agricultoras, enseñándoles cómo aplicar biochar en cultivos como el chile y el tomate para mejorar sus rendimientos. De enero a septiembre de 2024, WasteX transformó 38 toneladas de residuos en 14 toneladas de biochar, evitando casi 20 toneladas de emisiones de carbono. Para 2025, la empresa aspira a eliminar más de 1,000 toneladas de emisiones de carbono anualmente.

Agricultoras aplican biochar en largas hileras de cultivos.
Agricultoras en Java Oriental, Indonesia, aplican biochar a hileras de cultivos. Fotografía: Cortesía de WasteX

WasteX también ha sido respaldada por Carbon Standards International, lo que permite a sus clientes generar créditos de carbono sin pasar por el largo y costoso proceso de certificación. WasteX puede vender estos créditos de carbono a compradores internacionales y compartir los ingresos con los agricultores que utilizan su equipo.

Para tener éxito y escalar, las soluciones para la pérdida y el desperdicio de alimentos necesitan más financiamiento

Estas empresas están haciendo un impacto real: reduciendo el desperdicio de alimentos, disminuyendo emisiones, combatiendo el hambre y apoyando medios de vida en todo el mundo. En los tres casos, el apoyo financiero fue fundamental para su éxito y expansión: las tres empresas han recibido más de 7 millones de dólares en inversiones comerciales y subvenciones combinadas, lo que indica una creciente confianza en sus modelos de negocio.

Sin embargo, las soluciones al desperdicio de alimentos no han recibido el mismo nivel de apoyo a mayor escala. Se estima que se necesitarían entre 48 y 50 mil millones de dólares anuales para abordar la pérdida y el desperdicio de alimentos a nivel global; hoy, las soluciones relacionadas con este problema reciben solo unos 0.1 mil millones de dólares al año en financiamiento climático. Esto representa menos del 1% de la inversión rastreada en agricultura y sistemas alimentarios, que ya de por sí están gravemente subfinanciados.

Las startups en países de ingresos bajos y medios a menudo enfrentan una serie de desafíos para atraer la inversión necesaria para lanzar y hacer crecer sus negocios y generar impacto. Pueden carecer de la experiencia necesaria para demostrar la viabilidad de su negocio ante los inversionistas, de los fondos para invertir en monitoreo y medición de impacto, o del conocimiento sobre el entorno regulatorio local. Además, hay una falta de acceso a financiamiento de calidad que esté estructurado para startups en países de ingresos bajos y medios.

La iniciativa P4G de WRI ayuda a abordar algunos de estos desafíos proporcionando fondos de subvención y asistencia técnica a startups climáticas en sus primeras etapas, ayudándolas a estar listas para recibir inversiones. A través de este trabajo, P4G ha encontrado que invertir en negocios que mejoran de manera tangible la vida de las personas y el medio ambiente puede crear un ciclo virtuoso: Al apoyar objetivos sociales, climáticos y ambientales, las empresas pueden obtener respaldo político de los gobiernos locales y nacionales. Esto les permite contribuir a intervenciones políticas que mejoran el entorno del mercado —no solo para ellas, sino también para otras en el sector—, aumentando la competitividad del sector y reduciendo los riesgos percibidos por los inversionistas.

Desbloqueando un futuro sin pérdida ni desperdicio de alimentos

Chanzi, EatCloud y WasteX son prueba de que la reducción de la pérdida y el desperdicio de alimentos puede ser un negocio viable y escalable, y que las soluciones para los sistemas alimentarios son especialmente efectivas cuando se arraigan en el contexto local y muestran beneficios tangibles para los residentes.

Con los entornos políticos adecuados y con inversionistas dispuestos a ampliar su tolerancia al riesgo y sus carteras, estas soluciones pueden ayudar a impulsar al mundo hacia un futuro más seguro en términos alimentarios.


La iniciativa P4G de WRI conecta a los inversionistas con redes de startups climáticas locales listas para recibir inversiones. Las empresas en etapas iniciales pueden postularse a la convocatoria abierta de P4G para asociaciones y recibir apoyo.