¿Abrirá la COP29 una nueva era de acción? Qué observar en la cumbre climática de 2024
En medio de desastres que escalan rápidamente y con emisiones que calientan el planeta en niveles récord, la próxima cumbre climática de la ONU (COP29) ofrece una oportunidad para desbloquear una acción climática más ambiciosa en todo el mundo.
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Celebrada en Bakú, Azerbaiyán, del 11 al 22 de noviembre de 2024, el enfoque principal de la cumbre será cómo proporcionar más y mejor financiamiento climático a los países y comunidades que más lo necesitan. Pero también es un momento clave para que los líderes mundiales indiquen cómo fortalecerán sus compromisos climáticos nacionales y cumplirán con sus promesas pasadas.
Aquí, realizamos un análisis detallado de las próximas negociaciones de la COP29 para explicar lo que está en juego y lo que debe suceder en Bakú para impulsar un progreso rápido en áreas clave:
- Financiamiento climático
- Compromisos climáticos nacionales
- Pérdidas y daños
- Adaptación
- Mercados de carbono
- Informes de transparencia
- Progreso en los compromisos previos
- Establecimiento de un nuevo objetivo de financiamiento climático
La COP29 ha sido apodada la "COP del financiamiento", ya que el centro de las negociaciones se enfoca en adoptar un nuevo objetivo de financiamiento climático. Por primera vez en 15 años, los países revaluarán la cantidad y el tipo de financiamiento que los países en desarrollo reciben para financiar la acción climática. Esto resultará en un nuevo objetivo colectivo cuantificado (NCQG, por sus siglas en inglés) sobre financiamiento climático para reemplazar la meta anual de 100 mil millones de dólares establecida en 2009. Establecer una meta más ambiciosa será esencial para ayudar a los países vulnerables a adoptar energía limpia y otras soluciones de bajas emisiones de carbono y a construir resiliencia frente a los crecientes impactos climáticos. De hecho, muchos países en desarrollo no pueden cumplir ni fortalecer sus compromisos climáticos sin ello.
Durante los últimos tres años, los países han participado en una serie de diálogos técnicos destinados a dar forma al NCQG. Sin embargo, todavía quedan en la mesa preguntas básicas sobre el tamaño y la estructura del objetivo. En Bakú, los negociadores y líderes políticos tienen la tarea de llegar finalmente a un acuerdo.
Un tema clave es qué cifra de dinero objetivo apuntará el NCQG. Diferentes países y organizaciones han sugerido objetivos anuales de financiamiento climático que van desde miles de millones hasta billones. Actualmente, parece probable que el objetivo consista en múltiples metas que reflejen diferentes tipos de flujos de financiamiento, como el público frente al privado. Otras consideraciones clave incluyen qué países proporcionarán financiamiento, si ciertos instrumentos financieros (como subvenciones o préstamos concesionales) serán favorecidos y qué tipo de informes se requerirán para promover la transparencia.
El NCQG no pretende resolver todos los problemas de financiamiento climático, pero es una pieza crucial del rompecabezas. La COP29 será una oportunidad para adoptar un nuevo objetivo financiero sólido que permita a los países cumplir y aumentar su ambición climática en los próximos años. El resultado de la cumbre también puede impulsar reformas en todos los actores del ámbito del financiamiento climático, incluidos los bancos de desarrollo multilaterales y otros, para aumentar el financiamiento climático en general, desbloquear más financiamiento privado, incorporar nuevas fuentes innovadoras de financiamiento y garantizar que todas las fuentes de financiamiento respalden una transición justa y equitativa hacia una economía baja en carbono.
Mostrar compromisos climáticos nacionales más ambiciosos
Los países deben anunciar nuevos compromisos climáticos nacionales —conocidos como contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC)— en 2025. Estas promesas forman la base de los esfuerzos colectivos del mundo para abordar el cambio climático en virtud del Acuerdo de París. Varios grandes emisores han indicado que anunciarán o presentarán sus nuevos compromisos climáticos para la COP de este año, incluidos Brasil (anfitrión de la cumbre climática de la ONU del próximo año), el Reino Unido y los Emiratos Árabes Unidos. Al presentar promesas más fuertes y ambiciosas, estos países pueden establecer un alto estándar para la ronda actual de NDC y alentar a otras naciones a intensificar sus propios compromisos.
Específicamente, las próximas NDC deben incluir nuevos objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para 2035 en toda la economía y objetivos más fuertes para 2030 que colectivamente pongan al mundo en camino de limitar el aumento de la temperatura a 1.5 grados C. Estos objetivos a corto plazo son críticos. A menos que el mundo pueda reducir drásticamente las emisiones para 2030, será imposible recuperar el tiempo perdido para 2035 para mantener el calentamiento a 1.5 grados C sin sobrepasarlo y evitar impactos climáticos cada vez más devastadores.
Asignación de más fondos para pérdidas y daños
La crisis climática ha escalado al punto en que algunos impactos ya van más allá de lo que las personas pueden adaptarse, como la pérdida de vidas y medios de subsistencia debido a inundaciones extremas e incendios forestales o la desaparición de sitios patrimoniales costeros debido al aumento del nivel del mar. En las negociaciones climáticas de la ONU, esto se conoce como "pérdidas y daños".
El primer día de la COP28, se puso en marcha el Fondo para Responder a las Pérdidas y Daños (FRLD) para proporcionar recursos financieros a los países en desarrollo que enfrentan estos desafíos. Desde entonces, el Banco Mundial ha confirmado los arreglos como fideicomisario, Filipinas fue elegido como el país anfitrión de la junta directiva del Fondo y el senegalés-estadounidense Ibrahima Cheikh Diong fue nombrado como el primer director ejecutivo. Actualmente están en marcha otros arreglos institucionales, incluido un plan de movilización de recursos que se espera esté listo para 2025.
Ampliación de la financiación para la adaptación y el objetivo global de adaptación
En la COP29, los países también deben trabajar para cerrar la brecha de financiamiento para la adaptación, que actualmente ronda entre 187 y 359 mil millones de dólares anuales y sigue creciendo.
En 2021, los países desarrollados acordaron duplicar la cantidad de financiamiento de adaptación que enviaron a las naciones en desarrollo en 2019, estableciendo una meta de aproximadamente 40 mil millones de dólares para 2025. Sin embargo, esto es una fracción en comparación con los cientos de miles de millones aún necesarios.
Aprovechamiento de los mercados de carbono para impulsar la acción climática
El Artículo 6 del Acuerdo de París permite a los países comercializar créditos de carbono hacia el cumplimiento de sus metas climáticas nacionales. Por ejemplo, un país rico en bosques tropicales podría vender créditos para generar fondos destinados a la protección de los bosques; los países que compren estos créditos contarán las reducciones de emisiones resultantes en sus propias metas de NDC. Aún se deben acordar normas para el funcionamiento de estos mercados de carbono antes de que pueda comenzar la comercialización, lo cual será un tema central en las negociaciones en Bakú.
Fortalecer la transparencia en la acción climática nacional
La COP29 será un hito importante para operacionalizar el marco de transparencia mejorado del Acuerdo de París, ya que los países deben presentar sus primeros informes bienales de transparencia (BTR) a finales de año. Estos informes contendrán una gran cantidad de información sobre cómo los países están abordando el cambio climático, incluyendo sus esfuerzos para reducir las emisiones de GEI; sus proyectos y planes de adaptación; y cuánto apoyo financiero han proporcionado, movilizado, recibido o necesitan. Estos primeros informes también detallarán el progreso —o la falta de él— que los países están logrando en relación con sus objetivos de NDC para 2025 y 2030, ofreciendo un recurso útil para informar la próxima ronda de NDC y otras decisiones.
Preparar los informes bienales de transparencia es un proceso extenso y complejo. En particular, los países en desarrollo con menos experiencia en informar sobre sus esfuerzos climáticos a nivel internacional requerirán apoyo para desarrollar capacidades. Reconociendo estos desafíos, la presidencia de Azerbaiyán ha lanzado la Plataforma Global de Transparencia Climática de Bakú para dar mayor atención a la importancia de la presentación de informes y el valor de la transparencia, y ha organizado varios talleres regionales para apoyar los esfuerzos de reporte.
Demostrando progreso hacia los compromisos climáticos colectivos
Además de las negociaciones formales, las COP también son un espacio para que los gobiernos, el sector privado, las ciudades y otros actores se comprometan a trabajar juntos para avanzar en la acción climática. En los últimos años, el número de llamadas "iniciativas de cooperación" ha crecido significativamente. Varias han sido resultados clave de cumbres recientes, como los compromisos para aumentar las energías renovables, reducir los combustibles fósiles, promover la acción climática urbana y más.
COP29: desbloqueando la acción climática para todos
La COP29 presenta una oportunidad histórica para aumentar la ambición climática global. Un resultado financiero sólido en Bakú ayudará a garantizar que todas las naciones —incluidas las más pobres y vulnerables— tengan los recursos que necesitan para emprender un desarrollo bajo en carbono, apoyar a las comunidades y los trabajadores, y protegerse de las crecientes amenazas climáticas. Para tener éxito, este resultado debe estar acompañado de señales claras de apoyo de otros escenarios e instituciones internacionales, incluidos el G20 y los bancos de desarrollo multilaterales. El financiamiento público, privado, nacional e internacional debe trabajar en conjunto como un sistema para permitir el cambio transformacional.
En un momento en que los países están reevaluando sus compromisos climáticos, la COP29 también ofrece una oportunidad para que las principales naciones emisoras demuestren un liderazgo más fuerte, presentando planes climáticos más ambiciosos y reafirmando sus promesas pasadas. Las naciones desarrolladas deberían dar el ejemplo con NDC nuevas y actualizadas que tracen un curso claro hacia economías bajas en carbono, resilientes al clima, positivas para la naturaleza e inclusivas.
En resumen, un resultado sólido en Bakú puede ayudar a desbloquear un futuro más seguro, próspero e igualitario para todos.