Los próximos 3 meses son cruciales para las personas, la naturaleza y el clima
En los próximos meses, representantes de casi todos los países del mundo asistirán a una serie de importantes cumbres internacionales. Estas reuniones ofrecen una oportunidad única para abordar los mayores desafíos que enfrentan las personas, la naturaleza y el clima.
El punto de partida será la Asamblea General de la ONU y la Semana del Clima en Nueva York, el 22 de septiembre. En octubre, los líderes se reunirán en Cali, Colombia, para la COP16, enfocada en los objetivos de biodiversidad global. Ese mismo mes, se celebrarán las Reuniones Anuales del Banco Mundial y el FMI sobre financiamiento para el desarrollo internacional. Finalmente, en noviembre, muchos de estos líderes asistirán a la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, y a la Cumbre de Líderes del G20 en Río de Janeiro, Brasil.
Con estas cumbres sucesivas e interconectadas, los responsables de tomar decisiones tienen una oportunidad sin precedentes para encaminar al mundo hacia un futuro habitable.
El progreso incremental ya no es suficiente
Si observamos los resultados de las cumbres internacionales pasadas, es posible que esperemos solo avances graduales. Sin embargo, ya no podemos permitirnos seguir por ese camino. Los desafíos globales del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y el aumento de la desigualdad están empeorando rápidamente, y los pequeños pasos no bastan. Los líderes deben conectar estos temas profundamente entrelazados y asegurar que las cumbres de este año se construyan sobre los logros de las anteriores, con el fin de lograr el cambio transformador que el mundo necesita.
Las metas globales están muy retrasadas
Hace casi una década, en París, los países acordaron limitar el aumento de la temperatura global a 1.5 grados Celsius. Ese mismo año, los estados miembros de la ONU adoptaron los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para erradicar la pobreza, el hambre y abordar otros desafíos globales. Y en 2022, 190 naciones se comprometieron con el acuerdo 30x30, que busca proteger el 30% de la tierra y los océanos, y restaurar el 30% de los ecosistemas degradados para 2030.
A pesar de estas ambiciones, la acción ha sido insuficiente. El último balance mundial reveló que estamos lejos de cumplir el objetivo de 1.5 grados Celsius, y nos dirigimos hacia un calentamiento catastrófico de 2.9 grados para finales de este siglo. Solo en 2023, el mundo perdió 3.7 millones de hectáreas de bosques tropicales primarios, ¡el equivalente a 10 campos de fútbol por minuto!
Este año es una oportunidad para cambiar el rumbo y acercar los objetivos globales —y un futuro mejor— a nuestro alcance. Para que esto suceda, las cumbres venideras deben centrarse en tres aspectos fundamentales: más financiamiento, políticas más sólidas y una mayor ambición.
1. Financiamiento: más y mejor
Los países en desarrollo, que tienen menos responsabilidad en la crisis climática pero sufren los mayores impactos, necesitarán alrededor de 2.4 billones de dólares al año (excluyendo China) para 2030. Aproximadamente 1 billón deberá provenir de fuentes externas. Aumentar el financiamiento —cuatro veces más que los niveles actuales— requerirá cambios significativos en las fuentes internacionales, domésticas, públicas y privadas.
Este año es una de las mayores oportunidades en décadas para lograrlo. Los países más ricos deben asumir su responsabilidad, tanto moral como económica, ya que ayudar a los países en desarrollo a descarbonizar y adaptarse es esencial para evitar impactos climáticos mucho peores en todo el mundo. No hay forma de cumplir con el objetivo de 1.5 grados sin este financiamiento.
La COP29 ha sido bautizada como la "COP de las Finanzas". Por primera vez en 15 años, los negociadores establecerán un nuevo objetivo global de financiamiento climático, reemplazando los 100 mil millones de dólares anuales que las naciones ricas acordaron aportar en 2009. Es vital que esta cifra aumente significativamente y que se mejore la calidad del financiamiento, priorizando subvenciones y financiamiento concesional en lugar de préstamos, especialmente para los países más vulnerables.
Además, gran parte de la biodiversidad mundial se encuentra en países en desarrollo. Dado que estos ecosistemas ofrecen beneficios globales, como el almacenamiento de carbono y la provisión de agua, los países desarrollados tienen la responsabilidad de apoyar su protección. Sin embargo, existe una brecha de 11.6 mil millones de dólares en el financiamiento prometido para la conservación, por lo que se espera que los países lleguen a la COP16 listos para cumplir con sus compromisos.
2. Políticas: integrando el desarrollo sostenible
Las metas globales solo se materializan a través de políticas nacionales. Los líderes deben aprovechar las cumbres de este año para mostrar avances reales en sus compromisos. Los países ya han hecho promesas colectivas para reducir el uso de combustibles fósiles, triplicar las energías renovables, reducir el metano y detener la deforestación para 2030. Cumplir con estos compromisos a nivel nacional inspirará a otros y generará un impulso global.
Las políticas climáticas y de biodiversidad deben estar alineadas con los beneficios para las personas y las economías, creando empleo, mejorando la salud y asegurando una "transición justa". El G20 puede impulsar la creación de hojas de ruta de desarrollo económico integrado que incluyan objetivos climáticos y de biodiversidad, atrayendo así más financiamiento.
3. Ambición: objetivos más altos para el clima, la naturaleza y las personas
El mundo ya está lleno de compromisos, pero cumplir con ellos es esencial. Si los países implementan sus planes climáticos actuales, el calentamiento global podría alcanzar los 2.9 grados Celsius. Aunque mejor que los 4 grados proyectados si no se hace nada, sigue siendo insuficiente. En los próximos meses, los países deben elevar sus metas para estabilizar el clima, proteger la biodiversidad y garantizar que las personas prosperen.
Para la COP16, todos los países deben presentar planes nacionales de biodiversidad (NBSAPs) que detallen cómo cumplirán con el acuerdo global. Además, deben preparar nuevas Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs) para 2025, que serán claves para generar el impulso necesario.
Creando un ciclo positivo de éxito
Cada una de las cumbres de este año está conectada. Las decisiones que se tomen en una impactarán a las demás. Si los países establecen objetivos ambiciosos y los respaldan con políticas y financiamiento, atraerán inversiones internacionales y privadas, abordando simultáneamente las crisis climática, de biodiversidad y humana.
Los próximos tres meses determinarán si el mundo seguirá conformándose con objetivos incumplidos y avances graduales, o si lograremos el cambio necesario para construir una economía global sostenible y equitativa.